Cuando se trata de establecer la diferencia entre la vanidad y una sólida confianza en sí mismo , deberíamos pensar en términos de consecuencias resultantes de nuestra actitud. La vanidad y la arrogancia generan consecuencias negativas , mientras que una sana confianza en sí mismo induce otras más positivas.
"El Pequeño Libdro de Sabiduría del Dalai Lama2
Cuando más honrado y abierto es uno , menos miedo tiene. No se debe sentir ninguna inquietud por el hecho de hallarse expuesto o revelado a los demás. Cuanto más honrados somos, mayor será nuestra confianza en nosotros mismos.
Ser sincero consigo mismo y con los demás, respecto a lo que uno es o no es capaz de hacer, reduce a la nada los sentimientos ligados a la falta de confianza.
Como seres humanos, estamos dotados de esa maravillosa inteligencia que nos es propia. Si alentamos la plena conciencia de nuestras capacidades y nos las recordamos varias veces, hasta que se conviertan en parte integrante de nuestra manera de percibir a los demás y a nosotros mismos, eso puede ayudarnos a minimizar los sentimientos de desánimo, de impotencia de uno mismo.
Mientras seamos conscientes de que la inteligencia humana constituye un don maravilloso, que gracias a ella podemos mejorar nuestra capacidad de decisión y utilizarla de manera positiva, disponemos en cierto sentido de una salud mental subyacente.
La verdadera espiritualidad es una actitud mental que se puede practicar en cualquier momento.
Todos los estados de espíritu virtuosos (la compasión, la tolerancia, el perdón, el afecto, etc.) son auténtico dharma o cualidades espirituales auténticas, ya que no pueden coexistir con los malos sentimientos o los estados de espíritu negativos.
El compromiso de practicar un método para instaurar una disciplina interior en el espíritu de alguien constituye la esencia de una vida religiosa. Tal disciplina interior tiene por objetivo cultivar los estados mentales positivos. Así pues, llevar una vida espiritual procede del hecho de haber tenido éxito a la hora de instaurar ese estado de espíritu disciplinado y domesticado y retraducirlo en los actos más cotidianos.
Esperar demasiadas cosas al principio suele ser una fuente de decepción y de fracaso para el porvenir. Al principio tenemos más necesidad de decisión, importa poco que nos cueste una eternidad.
Cuando llega el momento de obrar de una manera justa, y a partir del momento en que todos los días de nuestra vida se vuelven útiles, el tiempo ya no cuenta mucho. Ya no es importante.
Si se trata de una experiencia dolorosa, el tiempo cuenta mucho. Si es una experiencia alegre, no. Entonces es aún mejor que la duración sea mayor.
Cuando llega el momento de obrar de una manera justa, y a partir del momento en que todos los días de nuestra vida se vuelven útiles, el tiempo ya no cuenta mucho. Ya no es importante.
Si se trata de una experiencia dolorosa, el tiempo cuenta mucho. Si es una experiencia alegre, no. Entonces es aún mejor que la duración sea mayor.