"Desde el punto de vista de la Ciencia iniciática, el número 2 representa el 1 polarizado en positivo y negativo, masculino y femenino, activo y pasivo. En el momento que hay manifestación, hay una partición, una división. En el 1 no puede existir creación porque no puede haber intercambios. Para manifestarse y darse a conocer, el 1 debe dividirse. La unidad es el privilegio de Dios mismo, su dominio exclusivo. Para crear, Dios, el 1, tuvo que convertirse en 2. Para crear, Dios se proyectó pues fuera de sí mismo polarizándose, y el universo nació de la existencia de estos dos polos. El polo positivo ejerce una atracción sobre el polo negativo y a la inversa. Es este mecanismo de acción y de reacción el que pone en marcha y mantiene el movimiento de la vida. El cese de este movimiento acarrearía el estancamiento y la muerte, el regreso al estado de indiferenciación original. Las primeras líneas del libro del Génesis revelan que la creación se realizó mediante separaciones sucesivas. El primer día de la creación, Dios separó la luz de las tinieblas. El segundo día, separó las aguas de arriba de las aguas de abajo. El tercer día, separó las aguas de la tierra firme. El 1 es una entidad encerrada en sí misma. Para salir, esta entidad debe convertirse en 2." Omraam Mikhaël Aïvanhov |
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