“Una vez, vino a nuestro monasterio un hombre que sufría de parálisis en su mano derecha. El Maestro le preguntó qué era lo que solía hacer con ella. Guardó un instante de silencio y luego dijo:
– Durante muchos años usé mi mano dercha para matar ovejas y toros.
– Cuántos mataste? -le preguntó el maestro
– Miles…
– Cuántos mataste? -le preguntó el maestro
– Miles…
No escuché el resto de la conversación porque, de repente, sonó la campana para la cena. Después, le pregunté al Maestro cómo la matanza de animales podía paralizar la mano de alguien, y me contestó:
– Cada vez que este hombre sentía el dolor y el sufrimiento de los animales, disminuía la vitalidad de su mano hasta que, con el tiempo, esa vitalidad desapareció por completo. La falta de alegría causa parálisis.”
En esta época tecnológica, tal vez, la gente se ría de lo que decimos y lo considere una superstición. Pero mi Maestro curó en seis meses la parálisis de ese hombre, haciéndole practicar diariamente durante cuatro horas el ejercicio de la alegría.
Una vez, yo copié unos de sus ejercicios:
– Crea mentalmente la imagen de tu brazo derecho, y con él saca del río a un hombre que se está ahogando… Escribe con tu mano una carta alegre… Da con ella dinero y joyas a los pobres… Sirve con ella comida a centenares de personas…
El hombre de quien hablo solía seguir diariamente… los ejercicios que mi Maestro le enseñaba. Al cabo de seis meses, empleó esa mano para dar agua a un ciervo de la montaña que estaba de visita en nuestro huerto…”
Torkom Saraydarian, en “Alegría y Curación” El hombre de quien hablo solía seguir diariamente… los ejercicios que mi Maestro le enseñaba. Al cabo de seis meses, empleó esa mano para dar agua a un ciervo de la montaña que estaba de visita en nuestro huerto…”
Otros ejercicios de la Alegría que propone el autor:
– Recordar una alegría de la primera infancia. Observa qué le ocurre a la persona que está volviendo a sentir su alegría pasada.
– Recordar un acontecimiento cuando otra persona estaba realmente alegre
– Recordar cuando otra persona compartió tu alegría
– Recordar una alegría que causaste a los demás
– Recordar una alegría que te causaron sin habérselo propuesto
– Recordar un momento de alegría que la Naturaleza te dió