Si bien tus padres te han dotado de este cuerpo físico (deha), es el Gurú quien te señala al Morador del cuerpo.
Para hacer al oro más adaptable a la factura de ornamentos, es aleado con la adición de un poco de plata o cobre. Así también, para manifestar la múltiple variedad de la Naturaleza, la Brahmathathwam (esencia divina) es convertida en una aleación, con la adición de un poco de egoísmo o mamakaaram.
El Gurú nos enseña a recuperar el puro estado libre de aleación, a través del proceso de Sravanam, Mananam y Nidhidhyaasam (escuchar, recapitular y meditar sobre las glorias de Dios). Mediante este proceso podemos entender que el Sí Mismo individual es uno y el mismo con el Sí Mismo divino, y es de hecho una faceta de la misma entidad.
Tanto la forma (swarupa) como la naturaleza (swabhava) del Atma son tales que ella no resulta afectada ni influenciada por nada que sea efímero. El alma no tiene nacimiento ni muerte, hambre ni sed, pena ni ilusión. El nacimiento y la muerte son características del cuerpo; la pena y la ilusión son aflicciones de la mente. No asignes ningún estatus a estas cosas; conócete como el Atma, el Sí Mismo Divino. Abandona toda ilusión y hazte desapegado.
No seas como el poroso papel secante, que se mancha con todo lo que entra en contacto con él. Sé como la hoja del loto en el pantanoso lago de este samsara (la existencia mundana); no te ensucies con el barro que te rodea. Permanece en el mundo, y sin embargo fuera de él.