El desarrollo de un corazón abierto y amable, o el hecho de sentirnos más cercanos a todos los seres humanos, no implica necesariamente una forma cualquiera de religiosidad.
Todo ello no está reservado a los que creen en la religión. Está al alcance de todo el mundo, independientemente de toda religión o adscripción política.
Esto concierne a toda persona que se considere, en primer lugar, miembro de la familia humana, y que vea las cosas con una perspectiva mucho mayor.
[El Pequeño Libro de Sabiduría del Dalai Lama]
Si nuestro espíritu no es estable y tranquilo, aunque nuestra condición física sea confortable, no nos procurará ningún placer.
Como consecuencia, el secreto de una vida realizada, ahora y en el futuro, reside en el hecho de desarrollar un espíritu feliz.
En una época en que la gente se preocupa mucho de mantener su salud física, controlando su alimentación, haciendo ejercicio, etc., resulta esencial desarrollar y cultivar las actitudes mentales positivas correspondientes.
Es importante tener presente algo: el desarrollo espiritual cuesta tiempo. No se puede conseguir de la noche a la mañana.
Vivir en sociedad, en una comunidad o entre un grupo de personas, requiere unirse a los demás. La sociedad resulta de una amalgama de individuos, y en consecuencia, la iniciativa debe proceder de ellos.
Si cada individuo no desarrolla su propio sentido de la responsabilidad, la comunidad entera no puede evolucionar.
Es , pues, absolutamente esencial que no consideremos el esfuerzo individual como algo sin significado. Todos deberíamos hacer un esfuerzo en ese sentido.
Deberíamos tener siempre presentes la compasión y la sabiduría. Es muy importante que utilicemos nuestras propias facultades intelectivas para juzgar a corto y a largo plazo las consecuencias de nuestros actos.
