Uno de los objetivos de la práctica de Qi Gong ( o Chi Kung) es la de “regular la energía de tu cuerpo”.
Nuestro sistema orgánico es sumamente inteligente y no necesita de nuestra mente consciente para funcionar, pero sí que se ve influenciado por esta, y podemos valernos de esta capacidad para activar una serie de mecanismos que van a promover internamente que nuestro sistema se autoregule de forma natural.
Por el mismo motivo e inconscientemente podemos estar influyendo negativamente sobre nuestro organismo al mantener en nuestra mente consciente determinados pensamientos de miedo, ansiedad, preocupación, etc. que desregulan esta energía desequilibrando nuestro sistema orgánico y produciéndonos malestar e incluso enfermedades y trastornos no sólo físicos sino incluso mentales.
Pongamos un ejemplo: Si tienes sed y te tomas un vaso de agua vas a sentir que la sensación que tenías ha desaparecido, ¿Cómo sabes cuánta agua tienes que tomar?. Aunque creas que es tu mente consciente, tú, tu razón, tu ser pensante, el que sabe cuándo has de parar de beber, no estás en lo cierto.
En realidad es tu sistema autónomo que le ha enviado una señal a tu cerebro y esta señal se ha trasformado en una sensación que tú interpretas como que ya no necesitas tomar más agua. Sin embargo si tu sensación de sed ha desaparecido, pero tú sigues tomando agua, va a llegar un momento en que te vas a sentir mal.
Seguro que te ha pasado alguna vez con algo que te gusta mucho comer, que empiezas a comer pero tu sensación de placer supera a las señales de tu cuerpo que te dicen que la necesidad está cubierta, pero tú no puedes parar de comer, o más bien estás cegado por las sensaciones de placer que te producen el comer eso que tanto te gusta.
Y entonces tu cuerpo (tu sistema autónomo) te envía una señal aún más fuerte, una que no puedas ignorar y que se traduce en “no me encuentro bien, hay un fallo en el sistema”.
Hay ocasiones en que esa “ceguera sensitiva” o esa “adicción” a esa sensación de placer está motivada por un pensamiento de ansiedad del que te quieres escapar y del que logras hacerlo mientras la sensación de placer comiendo permanezca.
Es un ejemplo de cómo un pensamiento negativo puede influir negativamente en tu cuerpo. Del mismo modo pensamientos y acciones positivas como la práctica de Qi Gong van a traer orden, equilibrio y salud a tu cuerpo y a tu mente.
Así es que sin nuestro sistema autónomo no seríamos nada, pues sin que nos demos cuenta controla todas las funciones de nuestro cuerpo: regula nuestra respiración, nuestro ritmo cardíaco, la presión arterial, la digestión, las funciones intestinales, la regeneración celular, la cicatrización de las heridas, la coagulación de la sangre, el nivel de azúcar en sangre, el crecimiento del cabello y las uñas, el sistema inmunitario…
Cuando practicas Qi Gong de una forma seria y constante, estás activando este sistema conectándote con él desde el lóbulo frontal de tu cerebro, de forma consciente e intencionada le estás enviando información para que funcione de forma equilibrada, y cualquier desorden que pudiera haber sea restablecido.
Por eso es tan importante en la práctica de Qi Gong la concentración y la atención a las sensaciones y al movimiento. Uno se apoya en el otro, la suavidad y lentitud de los movimientos trae tranquilidad a la mente, si hay tensión en el cuerpo, hay tensión en la mente. Por eso tu cuerpo ha de estar relajado: tus hombros, tu cuello, tu espalda alta, tu vientre, tu mandíbula,… vigila estas zonas contínuamente y mantenlas relajadas.
Conforme la mente se va relajando y profundizando en las sensaciones y en el movimiento suave del cuerpo, las sensaciones se van volviendo más claras e intensas y se siente el Chi en el cuerpo, fundamentalmente calor y vibración muy intensa en las palmas de las manos, o circulando por los brazos. Es señal de que nuestro sistema autónomo está respondiendo a nuestro trabajo de Qi Gong. En realidad puedes mandar el Chi a cualquier parte de tu cuerpo que desees una vez empiezas a sentirlo.
Puedes mandarlo por ejemplo a tu hígado que está enfermo, sólo tienes que poner la mente en dicho lugar y allí se irá junto con más sangre, oxígeno y nutrientes calentando y haciendo vibrar la zona estimulándola.
Si además envías a tu hígado buenos sentimientos y lo visualizas sanando, mejorando, recuperándose, el sistema autónomo se encargará de obedecer tus órdenes conscientes y es la forma en que tus pensamientos positivos y acciones van a ayudarte a mejorar tu problema de salud.