Inconformismo
El mundo es deslumbrante,
Sólo yo soy apagado.
Otros se esfuerzan por el logro,
Yo sigo un sendero solitario.
Los seguidores del Tao son inconformistas. Los convencionales etiquetan nuestro comportamiento como errático, antisocial, irresponsable, inexplicable, extravagante, y a veces escandaloso. Nosotros escuchamos otras voces, respondemos a nuestros propios impulsos internos. No estamos interesados en las normas sociales; sólo nos importa seguir el Tao. No importa si nadie puede entendernos, porque somos nutridos por algo que la mayoría de la gente no siente. Despertar a esta exhortación interior, y distinguir los impulsos espirituales de los meramente instintivos, es una de las metas cruciales del auto cultivo.
Todos tenemos muchas voces, personalidades, ambiciones y tendencias dentro nuestro. La habilidad de distinguir entre ellas, y la habilidad de silenciar todas las voces excepto la del Tao, es imperativa si uno ha de alcanzar este estado del ser. Una vez que uno está en contacto con el verdadero Tao, no hay dudas, y las murmuraciones de otros no pueden tener ningún efecto. Uno está tan cómodo como un niño en el pecho de su madre.
Mientras uno más camina en el Tao, más interesado está en la auto perfección. Todo lo que importa es el cultivo constante para estar con el Tao. Este es un sendero solitario. Hay otros que siguen el Tao, pero no siempre es posible encontrarlos. Es por eso que se debe ser lo suficientemente sensible para oír el llamado y lo suficientemente fuerte para caminar el solitario sendero.
Descubrimiento
Aprovecha los espíritus de las montañas,
Hazlos divulgar sus secretos.
Sólo con fuerza hay descubrimiento.
Las escrituras dicen que las montañas contienen las respuestas. Generaciones de buscadores han ido al páramo y han encontrado espíritus tanto benevolentes como terribles. Si bien la posibilidad de un gran descubrimiento está mezclada con la amenaza de la desventura, todos debemos ir a las montañas a buscar estas respuestas.
Deberíamos entender que esas montañas representan los aspectos desconocidos de nuestras propias mentes. La meditación es un proceso de descubrimiento, de explorar lentamente cómo funcionas como ser humano. Mediante el caminar en la vastedad de esta tierra, puedes resolver los problemas de tu psique y buscar los tesoros enterrados en tu alma. Como una verdadera exploración de montaña, este proceso no está libre de peligro. El fracaso significa caer en la demencia y la obsesión. El éxito es encontrar tesoros sin comparación en ningún lugar del mundo.
La gente pregunta, "¿Es necesaria la meditación?" Si quieres explorar las partes más recónditas de tu mente y establecer quién eres en realidad, no hay método más ideal. La mera introspección no es suficientemente profunda, y la orientación sicológica no necesariamente pondrá frente a frente todas las partes de ti mismo. Sólo la profundidad y la soledad de la meditación te puede ayudar a aprenderlo todo. Los descubrimientos están ahí. Sólo necesitas entrar en la mente para encontrarlos.
Belleza
Rosas lavanda.
Encarnan la fragancia.
Matiz sacerdotal del amanecer,
Se despliega el espíritu.
Incluso en el camino al infierno, las flores pueden hacerte sonreír. Son frágiles, efímeras, fieles a sí mismas. Nadie puede alterar su naturaleza. Cierto, puedes destruirlas fácilmente, pero no ganarás nada a cambio; no puedes forzarlas a someterse a tu voluntad.
Las flores despiertan en nosotros el instinto de protegerlas, de apreciarlas, de resguardarlas. Este mundo es demasiado feo, demasiado violento. Debe haber algo delicado que cuidar. El hacerlo es elevarse sobre lo bestial y avanzar hacia lo refinado. Cuando ofrecemos flores en nuestro altar, estamos ofreciendo un regalo elevado. El dinero es demasiado vulgar, el alimento demasiado prosaico. Sólo las flores son inmaculadas. Al ofrecerlas, ofrecemos pureza.
La ternura de las flores despierta piedad, compasión y comprensión. Si esa belleza es delicada, tanto mejor. La vida misma es efímera. Deberíamos darnos el tiempo para apreciar la belleza en medio de la temporalidad.
Interacción
Hacemos real la vida
Por los pensamientos que proyectamos.
El panorama del mundo objetivo no tiene significado hasta que interactuamos con él. Por ejemplo, si hay una roca ante la que pasamos día tras día pero que no notamos, entonces esa roca no tiene significado para nosotros. Si decidimos hacer de esa roca un objeto votivo y le rezamos por décadas, entonces esa roca se vuelve bastante importante. Para un forastero que no suscribe al significado asignado a la roca, continuará siendo sólo una roca. En todos los casos, la roca era sólo una roca. Fue sólo la interacción humana la que creó su significado.
Es un error asumir que el significado que le damos a algo es tan concreto y tangible como el objeto mismo. No deberíamos confundir los dos. Por ejemplo, nuestra casa puede ser preciosa para nosotros, pero nuestro sentido de preciosidad no tiene nada que ver con la construcción -viene de los valores y recuerdos que asociamos con ella. Si perdemos nuestra casa, debemos recordar que es lo que sentimos por ella, no sólo la construcción misma, la que determina nuestra pérdida.
Como toda percepción de la realidad es subjetiva, algunas escuelas de pensamiento sugieren que por lo tanto deberíamos ver todo como irreal. Por contraste, los seguidores del Tao mantienen que aún así debemos interactuar con el mundo. Si no tomamos la iniciativa y trabajamos con este fenómeno de proyectar significado y recibir sus ecos, caemos en un estado de letargo, y el mundo no existirá para nosotros en absoluto. Mientras recordemos que el significado que le atribuimos a los objetos es subjetivo, evitaremos las equivocaciones.
Muerte
La muerte es
Lo opuesto
Al tiempo.
Le damos metáforas a la muerte. La cubrimos de significado e inventamos historias acerca de lo que nos pasará, pero en realidad no lo sabemos. Cuando una persona muere, no podemos ver más allá del cadáver. Especulamos sobre la reencarnación o hablamos en términos de eternidad. Pero la muerte nos es opaca, un misterio. En su reino, el tiempo deja de tener significado. Todas las leyes de la física se vuelven irrelevantes. La muerte es lo opuesto al tiempo.
¿Qué es lo que muere? ¿Se destruye algo en realidad? Ciertamente no el cuerpo, que se deshace en sus partes constituyentes de agua y elementos químicos. Eso es mera transformación, no destrucción. ¿Qué hay de la mente? ¿Cesa sus funciones, o hace una transición a otra existencia? No lo sabemos con seguridad, y pocos pueden pensar algo concluyente.
¿Qué es lo que muere? Nada de la persona muere en el sentido de que sus partes constituyentes sean totalmente erradicadas de toda existencia. Lo que muere es meramente la identidad, la identificación de una colección de partes a la que llamábamos una persona. Cada uno de nosotros es un rol, como un chamán vistiendo capas de togas con innumerables fetiches de significado. Sólo las ropas y la decoración caen. Lo que muere es sólo nuestro significado humano. Aún queda alguien desnudo por debajo. Una vez que entendemos quién es ese alguien, la muerte ya no nos molesta. Tampoco el tiempo.
El mundo es deslumbrante,
Sólo yo soy apagado.
Otros se esfuerzan por el logro,
Yo sigo un sendero solitario.
Los seguidores del Tao son inconformistas. Los convencionales etiquetan nuestro comportamiento como errático, antisocial, irresponsable, inexplicable, extravagante, y a veces escandaloso. Nosotros escuchamos otras voces, respondemos a nuestros propios impulsos internos. No estamos interesados en las normas sociales; sólo nos importa seguir el Tao. No importa si nadie puede entendernos, porque somos nutridos por algo que la mayoría de la gente no siente. Despertar a esta exhortación interior, y distinguir los impulsos espirituales de los meramente instintivos, es una de las metas cruciales del auto cultivo.
Todos tenemos muchas voces, personalidades, ambiciones y tendencias dentro nuestro. La habilidad de distinguir entre ellas, y la habilidad de silenciar todas las voces excepto la del Tao, es imperativa si uno ha de alcanzar este estado del ser. Una vez que uno está en contacto con el verdadero Tao, no hay dudas, y las murmuraciones de otros no pueden tener ningún efecto. Uno está tan cómodo como un niño en el pecho de su madre.
Mientras uno más camina en el Tao, más interesado está en la auto perfección. Todo lo que importa es el cultivo constante para estar con el Tao. Este es un sendero solitario. Hay otros que siguen el Tao, pero no siempre es posible encontrarlos. Es por eso que se debe ser lo suficientemente sensible para oír el llamado y lo suficientemente fuerte para caminar el solitario sendero.
Descubrimiento
Aprovecha los espíritus de las montañas,
Hazlos divulgar sus secretos.
Sólo con fuerza hay descubrimiento.
Las escrituras dicen que las montañas contienen las respuestas. Generaciones de buscadores han ido al páramo y han encontrado espíritus tanto benevolentes como terribles. Si bien la posibilidad de un gran descubrimiento está mezclada con la amenaza de la desventura, todos debemos ir a las montañas a buscar estas respuestas.
Deberíamos entender que esas montañas representan los aspectos desconocidos de nuestras propias mentes. La meditación es un proceso de descubrimiento, de explorar lentamente cómo funcionas como ser humano. Mediante el caminar en la vastedad de esta tierra, puedes resolver los problemas de tu psique y buscar los tesoros enterrados en tu alma. Como una verdadera exploración de montaña, este proceso no está libre de peligro. El fracaso significa caer en la demencia y la obsesión. El éxito es encontrar tesoros sin comparación en ningún lugar del mundo.
La gente pregunta, "¿Es necesaria la meditación?" Si quieres explorar las partes más recónditas de tu mente y establecer quién eres en realidad, no hay método más ideal. La mera introspección no es suficientemente profunda, y la orientación sicológica no necesariamente pondrá frente a frente todas las partes de ti mismo. Sólo la profundidad y la soledad de la meditación te puede ayudar a aprenderlo todo. Los descubrimientos están ahí. Sólo necesitas entrar en la mente para encontrarlos.
Belleza
Rosas lavanda.
Encarnan la fragancia.
Matiz sacerdotal del amanecer,
Se despliega el espíritu.
Incluso en el camino al infierno, las flores pueden hacerte sonreír. Son frágiles, efímeras, fieles a sí mismas. Nadie puede alterar su naturaleza. Cierto, puedes destruirlas fácilmente, pero no ganarás nada a cambio; no puedes forzarlas a someterse a tu voluntad.
Las flores despiertan en nosotros el instinto de protegerlas, de apreciarlas, de resguardarlas. Este mundo es demasiado feo, demasiado violento. Debe haber algo delicado que cuidar. El hacerlo es elevarse sobre lo bestial y avanzar hacia lo refinado. Cuando ofrecemos flores en nuestro altar, estamos ofreciendo un regalo elevado. El dinero es demasiado vulgar, el alimento demasiado prosaico. Sólo las flores son inmaculadas. Al ofrecerlas, ofrecemos pureza.
La ternura de las flores despierta piedad, compasión y comprensión. Si esa belleza es delicada, tanto mejor. La vida misma es efímera. Deberíamos darnos el tiempo para apreciar la belleza en medio de la temporalidad.
Interacción
Hacemos real la vida
Por los pensamientos que proyectamos.
El panorama del mundo objetivo no tiene significado hasta que interactuamos con él. Por ejemplo, si hay una roca ante la que pasamos día tras día pero que no notamos, entonces esa roca no tiene significado para nosotros. Si decidimos hacer de esa roca un objeto votivo y le rezamos por décadas, entonces esa roca se vuelve bastante importante. Para un forastero que no suscribe al significado asignado a la roca, continuará siendo sólo una roca. En todos los casos, la roca era sólo una roca. Fue sólo la interacción humana la que creó su significado.
Es un error asumir que el significado que le damos a algo es tan concreto y tangible como el objeto mismo. No deberíamos confundir los dos. Por ejemplo, nuestra casa puede ser preciosa para nosotros, pero nuestro sentido de preciosidad no tiene nada que ver con la construcción -viene de los valores y recuerdos que asociamos con ella. Si perdemos nuestra casa, debemos recordar que es lo que sentimos por ella, no sólo la construcción misma, la que determina nuestra pérdida.
Como toda percepción de la realidad es subjetiva, algunas escuelas de pensamiento sugieren que por lo tanto deberíamos ver todo como irreal. Por contraste, los seguidores del Tao mantienen que aún así debemos interactuar con el mundo. Si no tomamos la iniciativa y trabajamos con este fenómeno de proyectar significado y recibir sus ecos, caemos en un estado de letargo, y el mundo no existirá para nosotros en absoluto. Mientras recordemos que el significado que le atribuimos a los objetos es subjetivo, evitaremos las equivocaciones.
Muerte
La muerte es
Lo opuesto
Al tiempo.
Le damos metáforas a la muerte. La cubrimos de significado e inventamos historias acerca de lo que nos pasará, pero en realidad no lo sabemos. Cuando una persona muere, no podemos ver más allá del cadáver. Especulamos sobre la reencarnación o hablamos en términos de eternidad. Pero la muerte nos es opaca, un misterio. En su reino, el tiempo deja de tener significado. Todas las leyes de la física se vuelven irrelevantes. La muerte es lo opuesto al tiempo.
¿Qué es lo que muere? ¿Se destruye algo en realidad? Ciertamente no el cuerpo, que se deshace en sus partes constituyentes de agua y elementos químicos. Eso es mera transformación, no destrucción. ¿Qué hay de la mente? ¿Cesa sus funciones, o hace una transición a otra existencia? No lo sabemos con seguridad, y pocos pueden pensar algo concluyente.
¿Qué es lo que muere? Nada de la persona muere en el sentido de que sus partes constituyentes sean totalmente erradicadas de toda existencia. Lo que muere es meramente la identidad, la identificación de una colección de partes a la que llamábamos una persona. Cada uno de nosotros es un rol, como un chamán vistiendo capas de togas con innumerables fetiches de significado. Sólo las ropas y la decoración caen. Lo que muere es sólo nuestro significado humano. Aún queda alguien desnudo por debajo. Una vez que entendemos quién es ese alguien, la muerte ya no nos molesta. Tampoco el tiempo.