Un estudioso y devoto buscador de la verdad llegó a la tekkia de Bahaudin Naqshband.
Siguiendo la costumbre, asistió a las charlas y no planteó preguntas.
Cuando Bahaudin al final le dijo: "Pregúntame algo", este hombre manifestó:
"Shah, antes acudía a ti y estudiaba tal y cual filosofía bajo tal y cual aspecto. Atraído por tu reputación, viajé hasta tu tekkia.
"Al oír tus enseñanzas he quedado impresionado por lo que dices y deseo continuar estudiando contigo.
"Pero, como estoy tan agradecido y apegado a mis anteriores estudios y maestro, me gustaría que me explicaras su conexión con tu trabajo o que me hicieras olvidarlos, de manera que pudiera continuar sin una mente dividida."
Bahaudin dijo:
"No puedo hacer ninguna de las dos cosas. Lo que sí puedo hacer, no obstante, es informarte de que uno de los signos más seguros de la vanidad humana es estar apegado a una persona y a un credo, e imaginar que dicho apego proviene de una fuente superior. Si un hombre se obsesiona con los dulces, los llamaría divinos, si alguien se lo permitiera.
"Con esta información puedes aprender sabiduría. Sin ella, sólo puedes aprender el apego y llamarlo gracia."
"El hombre que necesita malumat (información), siempre supone que necesita maarofat (sabiduría).
Si realmente es un hombre de información, verá que la próxima cosa que necesita es sabiduría.
Si es un hombre de sabiduría, sólo entonces estará libre de la necesidad de información."
Siguiendo la costumbre, asistió a las charlas y no planteó preguntas.
Cuando Bahaudin al final le dijo: "Pregúntame algo", este hombre manifestó:
"Shah, antes acudía a ti y estudiaba tal y cual filosofía bajo tal y cual aspecto. Atraído por tu reputación, viajé hasta tu tekkia.
"Al oír tus enseñanzas he quedado impresionado por lo que dices y deseo continuar estudiando contigo.
"Pero, como estoy tan agradecido y apegado a mis anteriores estudios y maestro, me gustaría que me explicaras su conexión con tu trabajo o que me hicieras olvidarlos, de manera que pudiera continuar sin una mente dividida."
Bahaudin dijo:
"No puedo hacer ninguna de las dos cosas. Lo que sí puedo hacer, no obstante, es informarte de que uno de los signos más seguros de la vanidad humana es estar apegado a una persona y a un credo, e imaginar que dicho apego proviene de una fuente superior. Si un hombre se obsesiona con los dulces, los llamaría divinos, si alguien se lo permitiera.
"Con esta información puedes aprender sabiduría. Sin ella, sólo puedes aprender el apego y llamarlo gracia."
"El hombre que necesita malumat (información), siempre supone que necesita maarofat (sabiduría).
Si realmente es un hombre de información, verá que la próxima cosa que necesita es sabiduría.
Si es un hombre de sabiduría, sólo entonces estará libre de la necesidad de información."