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sábado, diciembre 11, 2010

REIKI Origenes



Se le sugirió que estudiara las escrituras budistas, puesto que el Buda mismo también sanaba. Esto le tomó más años de estudios en monasterios de Oriente. En ninguna parte pudo encontrar las respuestas. En Japón recorrió todos los monasterios preguntando por cómo Jesús o el Buda sanaban. En cada uno, los monjes dijeron que estaban más interesados en el bienestar Espiritual que en el físico.
En un pequeño monasterio encontró una antigua escritura sánscrita del Tíbet.
Después de unos años más de estudio, sintió que había llegado a una comprensión y que para ir más lejos requería meditar profundamente. Declaró a los monjes de ese monasterio su intención de ayunar y meditar durante 21 días en un monte cercano y que si él no volvía deberían ir a buscar su cuerpo fallecido.
Se fue a la montaña y juntó 21 piedras con las cuales contar los días. Cada día daba la vuelta a una piedra y así contaba el tiempo. En el día número 21 nada había sucedido cuando le dio la vuelta a la piedra y se dijo, "Bien, esta es la cosa, o consigo la respuesta hoy o no la consigo". En ese momento en el horizonte pudo ver una bola de luz avanzando hacia él. El primer instinto fue de apartarse de su dirección, pero se dio cuenta de que eso podía ser justamente lo que había estado esperando, así que dejó que le diera justo en la cara. En el momento que le golpeó fue raptado en un trance y se le mostraron burbujas de todos los colores del arco iris en las cuales estaban los símbolos del Reiki, los mismísimos símbolos de las escrituras tibetanas que estaba estudiando pero que había sido incapaz de comprender. Ahora que los volvía a mirar, había una total comprensión.
Al volver de esta experiencia comenzó a descender la montaña y fue, desde ese momento en adelante, capaz de curar. El primer día solamente ya sanó un dedo de su pie que estaba roto, su propia inanición, una muela enferma y la postración del Abad que lo tenía inválido. Estos se conocieron como sus primeros cuatro milagros.
Decidiendo que debía usar estas habilidades para ayudar a otros, pasó los siguientes siete años en la zona de mendigos de Tokyo sanando a los pobres y a los enfermos de allí, asistiéndoles para encontrar trabajo y elevándoles por encima de la pobreza. Después de los siete años comenzó a notar caras familiares, aquellas de quienes había curado anteriormente y que habían vuelto.
Preguntándoles, estos se quejaron de que la vida fuera del arrabal era demasiado dura y que era mucho más fácil mendigar para vivir. Habían desperdiciado el don de la salud, como si no valiera nada, para volver al supuesto confort de la vida que conocían.
Esto le planteó a Usui un dilema y se volvió al monasterio. Allí se dio cuenta de que no les había enseñado gratitud junto con la sanación. De que se había enfocado en los trastornos físicos sin tratar con los asuntos espirituales. La gente no había comprendido el valor del don que les había hecho.
El Dr. Usui volvió al monasterio para seguir reflexionando y haciendo planes.
Después de un tiempo en el monasterio llegó a una estrategia diferente. En este nuevo plan viajaría por todo el país, de pueblo en pueblo. En cada uno se situaría en un lugar público durante el día, sosteniendo una antorcha en alto.
Cuando la gente le preguntara porqué estaba haciendo esa cosa tan loca, su respuesta sería que estaba buscando a los pocos interesados en mejorarse a sí mismos. De esta manera viajaría enseñando y curando, trabajando a la vez con la curación Espiritual tanto como con la física.  continuara