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martes, diciembre 21, 2010

Guardianes del cosmos

 

 

Cómo invocar a los seres de otros planos espirituales que nos ayudan a superar dificultades personales.

Cuando sus conflictos lo lleven a pensar que nadie lo comprende y que está sólo en el mundo con su angustia, recuerde que hay seres elevados espiritualmente que velan por usted. Convóquelos y sienta la paz que tienen para darle.

El mundo sufre constantemente numerosas catástrofes naturales y otras producidas por el hombre. El caos parece no tener fin ni solución. Sin embargo, desde planos espirituales superiores, existen numerosos seres de luz que velan por el planeta y buscan que la conciencia de las personas ascienda para poder erradicar el mal.

La Metafísica esotérica acerca a cada persona a los seres de luz, los guía para superar sus dificultades personales y ayuda, a través de los guardianes del cosmos, a que los humanos asciendan hacia la Luz.

MAESTROS ASCENDIDOS
La Metafísica esotérica nos enseña que en ningún momento estamos solos y que toda la humanidad tiene la posibilidad de tomar conciencia y evolucionar por el correcto camino.
Así, los maestros ascendidos y seres lumínicos velan por proteger a la humanidad, además de elevarla espiritualmente para atraer la paz.

Le decimos cuáles son los conceptos que sustentan esta disciplina y quiénes son los guardianes protectores a los que se le puede solicitar ayuda cada vez que lo necesite.

¿QUÉ ES LA METAFÍSICA?
La Metafísica es una de las disciplinas que forman parte de la Filosofía. Los principales filósofos griegos la practicaban y muchos filósofos modernos han seguido sus pasos y modificado sus postulados por otros más adecuados al pensamiento y la ciencia modernos.
Pero, no es a esta disciplina a la que nos referiremos aquí, sino a la corriente del mismo nombre de carácter esotérico. Siglos después, surgió la corriente Metafísica esotérica que dio un paso más, porque reveló cómo era el orden universal y quiénes eran los guardianes o maestros ascendidos de ese universo.

Esta nueva corriente metafísica tuvo su iniciación en las enseñanzas del Conde Saint Germain. Ya en el siglo XX, Cony Méndez, en Venezuela, se inició en estudios metafísicos guiada por el famoso metafísico Emmet Fox.

Posteriormente, conoció las enseñanzas del Maestro Saint Germain y creó el Movimiento Metafísico Cristiano de Venezuela. Fue la primera persona que instruyó sobre Metafísica en el mundo de habla hispana. Gracias a ella, la Metafísica se incorporó a los estudios esotéricos y ocultistas más importantes del mundo.

LA PRESENCIA “YO SOY” Y LOS DECRETOS
La Metafísica esotérica sostiene que somos parte de la Divina Creación y que Dios nos ha dado un centro en el cual habita. Este centro es “su presencia” en nosotros. Cada vez que nos creemos importantes y pensamos que podemos solucionarlo todo, nos damos cuenta de que sólo somos débiles seres humanos. Pero, si acudimos al “dios interior”, nuestro yo egoísta se adormece y surge lo que realmente somos: hijos de Dios.

Como verdaderos descendientes divinos, hablamos con autoridad cuando decimos YO SOY refiriéndonos a esa partícula que nos une y nos hace hijos de Dios.

Es tan poderosa que por sí misma moviliza al Universo entero. Cuando utilizamos la palabra (el verbo), no como humanos, sino desde nuestro centro divino, entonces, somos escuchados.
Los decretos son palabras dichas con poder y producen efecto, movilizando las fuerzas del Universo en nuestro beneficio. Jesús decretaba cuando decía: “YO SOY el camino, la verdad y la vida”. Nosotros también podemos decretar aquello que deseamos que suceda en nuestras vidas o que se aleje para siempre.

Eso sí, cualquier decreto debe ser positivo y en bien propio y de la humanidad. Jamás de decreta algo en contra de otro. Como son muy poderosos, deben utilizarse correctamente. Si lo hacemos, cada decreto será una entidad viviente que nos socorrerá en momentos de crisis, nos envolverá con su luz y nos proveerá abundantemente de todo aquello que pedimos. Para que el decreto se manifieste, no hay que dudar. La  fe es la herramienta más poderosa.