Una espada nunca es envainada
Hasta que ha probado la sangre.
Un buen espadachín
Rara vez es visto con una espada.
Muchos siglos atrás, había un trotamundos constantemente perseguido por asesinos. Era el mejor espadachín del país. Sus rivales querían vencerlo y de ese modo establecer su propia fama. Aunque el espadachín se había arrepentido hace ya mucho de sus muertes y había renunciado a su estatus, seguía siendo considerado el mejor.
Una y otra vez, sus enemigos venían por él, y todas esas veces él los vencía usando cosas que estaban a mano -paraguas, abanicos, palos. No sacaba una espada real porque sabía que era demasiado letal cuando estaba armado.
Así es que los sabios permanecen humildes para que los demás no se enardezcan en su contra. Evitan el conflicto siempre que sea posible. Si los problemas vienen a buscarlos, usan sólo la mínima cantidad de fuerza necesaria en respuesta. El ir más allá es caer en el exceso.