Niñez
No. No. No.
Eso arruina a un niño.
Los niños son uno de los aspectos más preciosos de la vida, y aún así frecuentemente son maltratados y abusados. Si tú eres padre, una de tus tareas más importante es criar a tu hijo con el menor trauma posible. La firmeza, la consistencia, y la paciencia son esenciales. Sin duda habrá momentos en que tengas que corregir a un niño para prevenir errores y malos hábitos. Sin embargo, cuando se trata de la curiosidad de un niño, su individualidad o su iniciativa, nunca debería haber ningún desaliento. En ese sentido, está mal decir que no.
Hay una leyenda sobre un ladrón que se metió al cielo y robó los duraznos que daban la inmortalidad. Retornó a la tierra y estaba a punto de comerlos cuando se topó con dos niños pequeños. Encantado con su inteligencia, les preguntó acertijo tras acertijo sobre los más profundos significados de la vida y ellos le respondieron con risueña facilidad. El ladrón decidió compartir sus duraznos con los niños, y todos ellos se volvieron inmortales.
Si la curiosidad de esos niños hubiese sido destruida temprano en la vida, ¿podrían haber respondido bien? Si un ladrón puede ser amable con los niños, ¿no podemos serlo también el resto de nosotros? Y si los niños no hubiesen tenido una oportunidad, ¿podrían haberse vuelto inmortales?
No. No. No.
Eso arruina a un niño.
Los niños son uno de los aspectos más preciosos de la vida, y aún así frecuentemente son maltratados y abusados. Si tú eres padre, una de tus tareas más importante es criar a tu hijo con el menor trauma posible. La firmeza, la consistencia, y la paciencia son esenciales. Sin duda habrá momentos en que tengas que corregir a un niño para prevenir errores y malos hábitos. Sin embargo, cuando se trata de la curiosidad de un niño, su individualidad o su iniciativa, nunca debería haber ningún desaliento. En ese sentido, está mal decir que no.
Hay una leyenda sobre un ladrón que se metió al cielo y robó los duraznos que daban la inmortalidad. Retornó a la tierra y estaba a punto de comerlos cuando se topó con dos niños pequeños. Encantado con su inteligencia, les preguntó acertijo tras acertijo sobre los más profundos significados de la vida y ellos le respondieron con risueña facilidad. El ladrón decidió compartir sus duraznos con los niños, y todos ellos se volvieron inmortales.
Si la curiosidad de esos niños hubiese sido destruida temprano en la vida, ¿podrían haber respondido bien? Si un ladrón puede ser amable con los niños, ¿no podemos serlo también el resto de nosotros? Y si los niños no hubiesen tenido una oportunidad, ¿podrían haberse vuelto inmortales?