Diversidad
Los dioses tienen muchas caras,
Pero la verdadera divinidad no tiene rostro.
Hay tantos dioses en el mundo. Los Taoístas tienen su panteón. Los Budistas, los Hindúes, y otras religiones tienen los suyos. Las escuelas Islámica y Judeo-Cristiana puede que sean monoteístas, pero sus sectas difieren enormemente una de otra. Quienes siguen el Tao afirman que cada uno de nosotros ve lo divino a su propia manera. ¿Hay un dios, o muchos?
Entre quienes siguen el Tao, hay quienes dicen que si hay dioses, todos son un dios. Tú eres dios. No hay nada en el cielo, y nadie vive tu vida sino tú. Lo que sea que uno crea en términos de deidades está bien. Se trata de preferencias individuales y en última instancia significa auto consciencia. Pero hay algo más allá de la diversidad de dioses, y eso es el absoluto.
Aquello que es absoluto no tiene forma. Por lo tanto el Tao no tiene nombre ni rostro. No podemos considerar al Tao nuestro dios. Eso sería darle forma y por lo tanto traerlo de vuelta al mundo donde la miríada de cosas tienen nombres. Usamos la palabra Tao solamente por conveniencia, pero en verdad, nos estamos refiriendo a un profundo misterio. Mientras vivamos en el mundo de la diversidad, ya sea en el frenético ritmo de nuestras vidas profesionales o en la relación con todos los dioses del mundo, no estaremos con el Tao. Es sólo cuando dejamos la diversidad de la existencia y encontramos el absoluto sin forma que alcanzamos el Tao.
Pero la verdadera divinidad no tiene rostro.
Hay tantos dioses en el mundo. Los Taoístas tienen su panteón. Los Budistas, los Hindúes, y otras religiones tienen los suyos. Las escuelas Islámica y Judeo-Cristiana puede que sean monoteístas, pero sus sectas difieren enormemente una de otra. Quienes siguen el Tao afirman que cada uno de nosotros ve lo divino a su propia manera. ¿Hay un dios, o muchos?
Entre quienes siguen el Tao, hay quienes dicen que si hay dioses, todos son un dios. Tú eres dios. No hay nada en el cielo, y nadie vive tu vida sino tú. Lo que sea que uno crea en términos de deidades está bien. Se trata de preferencias individuales y en última instancia significa auto consciencia. Pero hay algo más allá de la diversidad de dioses, y eso es el absoluto.
Aquello que es absoluto no tiene forma. Por lo tanto el Tao no tiene nombre ni rostro. No podemos considerar al Tao nuestro dios. Eso sería darle forma y por lo tanto traerlo de vuelta al mundo donde la miríada de cosas tienen nombres. Usamos la palabra Tao solamente por conveniencia, pero en verdad, nos estamos refiriendo a un profundo misterio. Mientras vivamos en el mundo de la diversidad, ya sea en el frenético ritmo de nuestras vidas profesionales o en la relación con todos los dioses del mundo, no estaremos con el Tao. Es sólo cuando dejamos la diversidad de la existencia y encontramos el absoluto sin forma que alcanzamos el Tao.