La antigua sabiduría del Tao te Ching nos dice:
Sólo enseño tres cosas:
sencillez, paciencia y compasión.
Estos tres son tus mayores tesoros.
Sencillo en pensamientos y obra,
regresas a la fuente del ser.
Paciente con amigos y enemigos,
te armonizas con los modos en los que las cosas son.
Compasivo contigo mismo,
reconcilias a todos los seres del mundo.
Por tanto el hombre sabio que mora en el tao
da ejemplo a todos los seres.
Al no desplegarse a sí mismo,
la gente no puede apreciar su luz.
Al no tener que probar nada,
la gente puede confiar en sus palabras.
Al no saber quien es,
la gente se reconoce en él.
Al no tener metas en su mente,
triunfa en todo lo que hace.
Lao Tse