En la antigua colonia griega de Siracusa, en Sicilia, en el siglo IV antes de Cristo, vivían dos jovencitos. Se hicieron amigos desde niños y aprendieron mucho uno del otro. Cuando eran grandes y estaban en un competencia entre ellos vieron una vez más las injusticias de Dionisio y sus soldados y de decidieron hacer algo.
-No puedes luchar contra los soldados de nuestro Rey -le dijo Damón a Pitias-.
-Tal vez no con la espada, pero conozco otros caminos.
Y comenzó a hablarle a la gente que estaba cerca:
-Un buen gobernante gobierna democráticamente por los mejores intereses de su gente pero un tirano persigue a su gente cargándolos con edictos innecesarios. Nuestro pueblo está oprimido. Dionisio no debe seguir gobernando. Debemos hacer algo.
Unos guardias dijeron:
-Su nombre es Pitias y ha sido un gran problema desde siempre.
-No le tengo miedo a Dionisio. De hecho quiero decirle lo que pienso, frente a frente.
-Eso podemos arreglar -dijeron los guardias.
-Si lo llevan tendrán que llevarme a mi -repuso Damón-
Lo arrestaron también y al llevarlo donde ante el Rey, Pitias le dijo:
-En resumen, usted es cruel, arbitrario, injusto y no concuerda con las reglas de nuestro país.
-Por meses he escuchado de las cáusticas palabras que usas para voltear a la gente en mi contra. Ahora tienes la osadía de atreverte a criticar a tu monarca frente a frente?
-Me atrevo a hablar con la verdad.
-Desmiente tus mentiras.
-Si hubiera dicho alguna mentira, la desmentiría.
-No te retractas? Entonces tomaré tu vida.
Damón no estuvo de acuerdo, pero Dionisio dijo: `Cuál es tu último deseo final?'
-Desearía ver a mi familia, despedirme de mi esposa y de mis hijos y arreglar algo para su futuro.
-Quieres creer que soy tonto al igual que tirano? Si te dejo ir desaparecerás del país y nunca regresarás.
-Señor, si lo deja ir -dijo Damón- yo me quedaré en Siracusa lugar de mi amigo. Si Pitias no regresa, me matará a mí, en su lugar.
-Creo que usted es un tonto, pero este será como un buen deporte.
-Puede llamarme tonto pero Pitias me llama amigo. Sé que él no querrá dejarme morir en su lugar y regresará.
Dionisio le dio tres días. Al los dos días Dionisio le dijo a Damón:
-Tu amigo aún no ha regresado. En verdad crees que regresará para que lo matemos en tu lugar?
-Si lo creo y estoy seguro que lo hará. Debe haberse retrasado.
-Eres un tonto, Damón y en un día serás un tonto muerto y todo en nombre de la amistad!
Al tercer día, Dionisio dijo:
El tiempo ha terminado y tu amigo no cumplió su palabra pero yo tengo que cumplir la mía. Tienes algo que decir antes que la espada termine con tu vida?
-Estoy seguro que Pitias regresará.
Cuando se disponían a ejecutar a Damón, llegó Pitias, diciendo:
-Damón, amigo, lamento haberme tardado. Una tormenta averió mi barco, los bandidos me atacaron. Me negué a abandonar mis esperanzas y logré llegar a tiempo. Dionisio, ahora estoy listo para aceptar mi sentencia de muerte.
-Detengan la ejecución -ordenó Dionisio-. Nunca había presenciado tal lealtad y confianza entre amigos. Su recompensa será su libertad, pero con una condición: antes deben enseñarme cómo hacer una amistad.