El que es compasivo, amante, paciente, tolerante y capaz de perdonar, reconoce el posible impacto de sus acciones en los demás y suscita su conducta en el mismo estado de espíritu.
La práctica espiritual que resulta implica, por una parte, obrar sin preocuparse del bienestar de los demás, y por otra parte, nos conduce a transformarnos hasta estar dispuestos a hacerlo con gusto.Hablar de práctica espiritual en otros términos que éstos, no tiene sentido ."El Pequeño Libro de Sabiduría del Dalai Lama"