Además de la verticalidad, para que nuestro cuerpo pueda mantener una buena estabilidad y equilibrio es necesario desarrollar una buena base en los pies.
El enraizamiento consiste en apoyar y distribuir correctamente el peso físico en los pies. La verticalidad distribuye equitativamente el peso en ambos pies, cada pie tiene nueve puntos de apoyo: los cinco dedos de los pies, las dos cabezas metatarsianas, el talón y la parte lateral.
El contacto firme en el suelo a través de estos puntos proporciona una postura sólida y firme. Es importante mantener el tobillo relajado cuando se hunde el peso para sentirse todavía más conectados al suelo.
El enraizamiento no solamente es un trabajo físico, sino también energético.
El pie actúa como una ventosa que aspira la Energía Vital de la tierra a través del punto Manantial Burbujeante del meridiano del riñón que está situado justo en el centro de la planta del pie. La energía sube a través del tendón de Aquiles y de los gemelos, y se extiende por todo el cuerpo. Se obtiene entonces una sensación de estar arraigados al suelo, como un árbol con raíces profundas. La firmeza tanto en estar de pie como en el caminar refleja factores emocionales, como la seguridad, la confianza en uno mismo y la claridad de ideas.
Ping Xing Bu y Ma Bu son dos posturas que recogen los principios de enraizamiento. Su práctica desarrolla a la vez mayor enraizamiento.
En la primera postura los pies se sitúan paralelos y a una distancia igual que la de los hombros mientras que las piernas se mantienen semi-flexionadas, en la segunda postura los pies se sitúan paralelos y a una distancia que dobla el ancho de los hombros mientras que se flexionan las piernas lo máximo posible.
En ambas posturas las rodillas nunca sobrepasan la punta de los pies. Ping Xing Bu y Ma Bu mantienen la columna alineada y recta con la pelvis basculada. Los alumnos de artes marciales realizan la postura Ma Bu, que también se conoce con el nombre de caballo, colocando los muslos prácticamente paralelos al suelo. Las contracciones musculares que se originan durante la práctica de esta posición crean tensiones alrededor del hueso; las tensiones estimulan la actividad celular ósea y las impulsan a una constante renovación.
Estas posturas fortalecen las piernas y están especialmente indicadas para la prevención de la osteoporosis.