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jueves, diciembre 02, 2010

EL BUDA DE LA MEDICINA Bhaisajyagu

Bhaisajyaguru: el Buda de la Medicina



Imagen de Bhaisajyaguru o el Buda de la Medicina, sosteniendo su símbolo, el tazón de la medicina. La gigantesca estatua se encuentra en un templo del sur de Taiwan.

En muchos templos budistas chinos encontramos en el altar principal un trío de imágenes de budas sentados, aparentemente iguales. Es necesario observar en forma más minuciosa para descubrir que existen ciertos pequeños detalles que las diferencian entre sí. Los mismos radican en la posición de las manos y los objetos que puedan llevar consigo.

Generalmente, estos tres budas se encuentran colocados de derecha a izquierda en el siguiente orden: Bhaisajyaguru o el Buda de la Medicina, Sakyamuni o el Buda Histórico, y Amithaba o Buda de la Tierra Pura. En realidad, los tres budas pertenecen a la Tierra Pura, siendo Amithaba el Buda de la Tierra Pura Occidental, mientras que Bhaisajyaguru es el Buda de la Tierra Pura Oriental. En chino, se le conoce también informalmente como el "Buda que concede longevidad y mitiga el sufrimiento". Específicamente, se puede distinguir a Bhaisajyaguru por el tazón que lleva en su mano izquierda.

A Bhaisajyaguru se le suele representar como un buda de color azul, color que deriva del lapis lazuli, la piedra azul con diminutas vetas doradas que ha estado asociada desde tiempos inmemoriales con la sanación de los enfermos. La relación entre esta piedra y la curación data del tiempo de los sumerios, asociada con la leyenda de la diosa Inanna (Ishtar), que desciende al Averno para resucitar a su hermano amante y retorna posteriormente. Ella llevaba un collar de lapis lazuli que la protegió contra todos los peligros del viaje a la Tierra de los Muertos y le permitió tomar los siete poderes de la curación.

En Taiwan, otra característica distintiva del Buda de la Medicina es que se encuentra siempre ubicado a la derecha cuando se encuentran juntas las estatuas de los tres Budas mencionados. La Tierra Pura del Buda de la Medicina se encuentra a miles de años luz al este de nuestro Mundo actual, por esa razón, se coloca su imagen a la derecha de la Sagrada Trilogía.

El Buda de la Medicina tiene sus orígenes en el budismo Mahayana, siendo muy popular la devoción hacia él. Según la tradición Mahayana, existen una infinidad de budas, bodhisattvas y otras deidades menores. Todos ellos representan los diversos aspectos de la naturaleza absoluta de Buda, tales como la compasión, el poder y la vacuidad. El Buda de la Medicina recoge el aspecto de la sanación de los enfermos.

El poder curativo de la deidad es abarcador, cubriendo los campos físico, psicológico y espiritual del paciente. La devoción hacia Bhaisajyaguru está más orientada a su poder como dispensador de la medicina espiritual, que dentro de la filosofía budista, acuerpa a todos los otros tratamientos para el recobro de la salud.

Bhaisajyaguru es conocido en chino como Yaoshi-fo, que literalmente quiere decir "Buda Maestro en Medicina". En Japón, se le denomina Yakushi; mientras que los tibetanos lo invocan con el nombre de Sangye Menla. Según la tradición popular, la recitación del Sutra del Buda de la Medicina, o la simple mención de su sagrado nombre es beneficioso para la salud.

La expansión del budismo Mayahana por China, Corea, Japón y los países del Sudeste Asiático tuvo un efecto positivo para la salud pública en general. Dentro de los monasterios budistas, o a través de los esfuerzos de los monjes, pronto aparecieron hospitales, centros para leprosos y dispensarios populares. Con el patrocinio abierto de la religión, tales instituciones no tuvieron mayores dificultades en obtener fondos, ya que los devotos hacían generosas contribuciones para demostrar su espíritu de compasión hacia el prójimo.

Desde la dinastía Chin Oriental (317-420), se comenzó la devoción hacia el Buda de la Medicina en China. El Bhaisajyaraja Sutra o Sutra del Buda de la Medicina fue traducido al idioma chino en esa época, con una completa relación de la deidad, su Paraíso y sus Doce Grandes Promesas.

Esta versión original fue reemplazada más tarde en términos de popularidad por la traducción hecha posteriormente por el maestro Tripitaka Hsuan Tsang, el monje de la dinastía Tang (618-907) que fue inmortalizado en la famosa obra literaria Viaje a Occidente. Esta versión más reciente se denomina Sutra del Maestro de la Curación (Bhaisajyaguru Vaidurya Prabhasa Tathagata), y es uno de los libros sagrados del budismo más ampliamente leído en el día de hoy.

Después de alcanzar la iluminación, Bhaisajyaguru descubrió que existen tres venenos que obtaculizan la realización de nuestro verdadero potencial. Esos tres venenos son: la ignorancia, el apego y la agresión. Estas tres condiciones enturbian nuestro pensamiento y nublan nuestra vista, por lo tanto, no logramos comprender a cabalidad lo que ocurre alrededor nuestro ni logramos descubrir los verdaderos recursos que tenemos en nuestras manos.

En consecuencia, Bhaisajyaguru ha sido venerado como un dispensador de la medicina espiritual que puede curar los males espirituales, psicológicos y físicos.

Entre las doce promesas del Buda de la Medicina sobresale aquélla donde la deidad afirma que otorgará la cura a todo aquel creyente que invoque su santo nombre o sencillamente piense en él. Las doce promesas que hizo Bhaisajyaguru se refieren a su deseo de iluminar, beneficiar, curar y brindar prosperidad a todos los seres humanos, así como describir los beneficios de recordar y suplicar su ayuda.

Con esta restringida apreciación de lo que ocurre y lo que disponemos, concebimos planes muy superficiales y pensamos en una forma muy restringida. Cuando presenciamos que nuestros planes no funcionan o descubrimos que alguien se interpone en nuestras acciones, entramos en la desesperación, la ira y la indignación.

Ese ciclo vicioso tiende a agravarse a medida que nuestros subsecuentes planes fracasan o no logran materializarse como deseamos. Finalmente, tenemos una vida miserable, espiritualmente hablando, ya que al final de nuestra efímera existencia, veremos que no hemos hecho nada significativo. El apego a las riquezas materiales ha cegado nuestro poder para interpretar y descubrir las grandes riquezas espirituales, que superan y acuerpan todas las materiales.

En el plano filosófico, estas tres condiciones nos hacen caer en religiones y cosmovisiones que se distinguen por su búsqueda vaga del eternalismo o nihilismo. En la vida diaria, estas condiciones se expresan en la forma de la preferencia por amigos, comida, ocupación o lo que sea. Son la fuente de nuestros problemas, ya sean espirituales, emocionales o físicos.

El ser humano está expuesto a una serie de enfermedades que generalmente no afectan a los otros seres vivientes, siendo algunas de ellas la arrogancia, el egoísmo, el odio, la desesperación y la desconfianza. En muchas instancias, estos males degeneran en el apego, que a su vez, produce cambios fisiológicos en el cuerpo humano a consecuencia de la incapacidad o el exceso de capacidad para satisfacer los deseos materiales. Finalmente, los desajustes fisiológicos se manifiestan en los males físicos que solemos describir como "enfermedades".

Desafortunadamente, la medicina moderna tiende por lo general a ignorar esa fuente inicial de nuestros quebrantos de salud, y procura sólo curar el malestar físico que nos aflige. Nuestras percepciones erradas causan problemas, nuestros problemas mentales degeneran en malestares físicos. Si deseamos un mejor entorno de vida, es menester iniciar la cura de nuestras enfermedades mentales, para alcanzar finalmente una mejor salud física.

El Buda de la Medicina es posiblemente el mejor ejemplo de la fusión de la medicina y la religión en el budismo. Es menester tener en cuenta que los mayores filósofos y santos del budismo Mahayana eran, al mismo tiempo, grandes médicos que escribieron importantes tratados de medicina.

De hecho, dentro de la tradición del budismo tibetano, todos los conocimientos médicos tienen un origen sagrado y se les pueden atribuir a la sabiduría de los Bodhisattvas. Esto difiere en gran manera de la tradición occidental basada en el legado de Hipócrates.

Siguiendo los preceptos budistas, lo ideal sería que un doctor practicase la compasión en todo momento, y fuese equitativo con todos los seres vivientes. También es menester que perfeccione sus conocimientos y habilidades, por su propio bien, y que siempre tenga en mente que un médico es un representante del Buda de la Medicina y del sagrado linaje de la enseñanza médica. En consecuencia, Bhaisajyaguru constituye el más alto modelo que deben emular los doctores de nuestros días.

Pero, el Buda de la Medicina no es venerado solamente debido a sus poderes curativos. En vez, Bhaisajyaguru debe convertirse en el ideal de la naturaleza de Buda que debemos aspirar a alcanzar cada uno de nosotros. Esta iluminación, que nos ayudaría a liberarnos del sufrimiento físico y mental, se logra a través de la meditación en torno al Buda de la Medicina, de manera que se pueda generar una enorme energía curativa para uno mismo y para la curación de los otros.

La medicina espiritual sugiere las prácticas de meditación, contemplación y oraciones, y en algunas sectas budistas, llega a incluir exorcismos, donde la participación activa del paciente resulta ser una clave esencial para su curación.

A pesar de su gran popularidad, son muy escasos los templos exclusivamente dedicados al Buda de la Medicina. Los fieles que desean adorarle deben generalmente recurrir a un templo donde se encuentre su imagen. En Taiwan, se le suele encontrar en un trío, como se mencionó anteriormente, junto con los Budas Sakyamuni y Amitabha.

En los templos con un altar mayor dedicado al Buda de la Medicina, éste aparece sosteniendo el tazón con su mano izquierda, y va acompañado por dos de sus más prominentes discípulos, los Bodhisattvas del "Brillo del Sol" y el "Brillo de la Luna".