En China se le conoce como Bu-Dai o Mi Le Fo . Hotei es conocido en el mundo de habla hispana como el "Buda sonriente" o el "Buda gordo" o, simplemente, como "un buda" y, muy posiblemente, la homofonía entre Buda y Bu-Tai son los responsables de la confusión.
Hotei ha sido incorporado a las religiones budista y shintoísta y está basado en un excéntrico monje ch'an (zen). Se ha convertido en una deidad que propicia la felicidad y la abundancia y, en Japón, forma parte de los siete dioses felices, o shichi fukujin. En la actualidad, su imagen decora numerosos templos, restaurantes y amuletos alrededor del mundo.
El "Buda sonriente" data del tiempo de la Dinastía Liang de China. Se cree que Hotei, originalmente, fue un monje budista que vivió hace más de 1000 años. Según las tradiciones, se trataba de un hombre amoroso, de buen carácter y, debido a su naturaleza benevolente, se le llegó a considerar una encarnación del bodhisattva Maitreya (el futuro Buda), pero esta suposición era solo de tipo alegórico pues, más bien, gracias a sus prominentes barriga y sonrisa, terminó siendo caricaturizado como el "Buda gordo".
En las manifestaciones artísticas, Hotei es caracterizado como un hombre que carga un fardo elaborado de tela, suerte de cornucopia que nunca se vacía y que contiene todo tipo de artículos preciosos, entre estos, plantas de arroz que simbolizan prosperidad, dulces para niños y también comida. A veces puede tener hasta niños en el fardo, pues son considerados seres preciosos.
En otras representaciones, se puede encontrar a Hotei sentado en una carreta que es tirada por niños o portando un abanico llamado oogi. El "oogi" es un objeto mágico, pues según la tradición puede cumplir deseos. En tiempos antiguos, la aristocracia oriental usaba este tipo de abanicos para indicarles a los vasallos que sus solicitudes serían cumplidas.
Generalmente, Hotei es un adulto calvo que ríe o se sonríe y que va vestido con una túnica que deja expuesta una gran barriga (símbolo de la felicidad, la buena suerte y la plenitud). En la mitología china, el estómago se considera la plataforma del alma y, por consiguiente, la gran barriga puede ser considerada una alegoría del gran corazón de Hotei. Todas estas imágenes presentan a Hotei como un monje nómada que viaja por todos lados y que le quita la tristeza a la gente. En general, es un personaje por el que resulta muy fácil sentir simpatía.