"Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo. Dicen que soy necesaria, pero yo preferiría ser hermosa, encender entusiasmos, encender el corazón de los enamorados y ser roja y cálida. Dicen que yo purifico lo que toco, pero más fuerza purificadora tiene el fuego. Quisiera ser fuego y llama".
Así pensaba en septiembre el agua del río de la montaña. Y, como quería ser fuego, decidió pedir a Wakan Tanka que cambiara su identidad: "Querido Abuelo. Tu me hiciste agua. Pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente. Prefiero el color rojo para mi. Desearía ser fuego. ¿Puede ser?. Tu mismo, Padre, te identificaste con la wambli, el águila, y dijiste que habías venido a poner orden en tus hijos. No recuerdo que nunca te compararas con el agua. Por eso creo que comprenderás mi deseo. No es un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal ... ".
El agua salía todas las mañanas a su orilla buscando la respuesta de Wakan Tanka. Un tarde, un viento cálido y suave, trajo hasta ella una voz que decía: "Querida hija: me apresuro a contestarte. Parece que te has cansado de ser agua. Yo lo siento mucho , porque no eres un agua cualquiera. Tu abuela fue la que me vio nacer, y yo te tenía destinada para ver el nacimiento de muchos niños. Tu preparas el camino del fuego. Wambli no se aparece a nadie que no haya sido lavado antes por ti. El agua siempre es primero que el fuego".
Mientras el agua estaba embobada escuchando aquella dulce voz, Wakan Tanka bajó a su lado y la contempló en silencio. El agua se miró a si misma y vio el rostro de Wakan Tanka reflejado en ella. Y Wakan Tanka seguía sonriendo esperando su respuesta. El agua comprendió que el privilegio de reflejar el rostro del Abuelo de todas las cosas lo tiene, solamente, el agua limpia ... suspiró y dijo: "Si, Padre, seguiré siendo agua. Seguiré siendo tu espejo. Gracias"
Ernest Bullin