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martes, mayo 24, 2011

Historias Zen




Un Yogui al borde del camino
Era un yogui errante que había obtenido un gran progreso interior.Se sentó a la orilla de un camino y, de manera natural, entró en éxtasis.Estaba en tan elevado estado de consciencia que se encontraba ausente de todo lo circundante. Poco después pasó por el lugar un ladrón y, al verlo, se dijo: “Este hombre, no me cabe duda, debe ser un ladrón que, tras haber pasado toda la noche robando, ahora se ha quedado dormido. Voy a irme a toda velocidad no vaya a ser que venga un policía a prenderle a él y también me coja a mí”. Y huyó corriendo. No mucho después, fue un borracho el que pasó por el lugar.Iba dando tumbos y apenas podía tenerse en pie. Miró al hombre sentado al borde del camino y pensó: “Éste está realmente como una cuba. Ha bebido tanto que no puede ni moverse”. Y, tambaleándose, se alejó. Por último, pasó un genuino buscador espiritual y, al contemplar al yogui, se sentó a su lado, se inclinó y besó sus pies. 
 *El Maestro dice: Así como cada uno proyecta lo que lleva dentro, así el sabio reconoce al sabio.

Nasrudín visita la India
El célebre y contradictorio personaje sufí Mulla Nasrudín visitó la India. Llegó a Calcuta y comenzó a pasear por una de sus abigarradas calles. De repente vio a un hombre que estaba en cuclillas vendiendo lo que Nasrudín creyó que eran dulces, aunque en realidad se trataba de chiles picantes. Nasrudín era muy goloso y compró una gran cantidad de los supuestos dulces, dispuesto a darse un gran atracón. Estaba muy contento, se sentó en un parque y comenzó a comer chiles a dos carrillos. Nada más morder el primero de los chiles sintió fuego en el paladar. Eran tan picantes aquellos “dulces” que se le puso roja la punta de la nariz y comenzó a soltar lágrimas hasta los pies. No obstante, Nasrudín continuaba llevándose sin parar los chiles a la boca.Estornudaba, lloraba, hacía muecas de malestar, pero seguía devorando los chiles. Asombrado, un paseante se aproximó a él y le dijo:
  –Amigo, ¿no sabe que los chiles sólo se comen en pequeñas cantidades?
  Casi sin poder hablar, Nasrudín comento:
  –Buen hombre, créeme, yo pensaba que estaba comprando dulces.
  Pero Nasrudín seguía comiendo chiles. El paseante dijo:
  –Bueno, está bien, pero ahora ya sabes que no son dulces. ¿Por qué sigues comiéndolos?
  Entre toses y sollozos, Nasrudín dijo: 
 –Ya que he invertido en ellos mi dinero, no los voy a tirar.
*El Maestro dice: No seas como Nasrudín. Toma lo mejor para tu evolución interior y arroja lo innecesario o pernicioso, aunque hayas invertido años en ello.

Depende de quien proceda la orden
Estaban amigablemente departiendo el monarca y uno de sus ministros. El ministro estaba muy interesado por la evolución espiritual y practicaba asiduamente el mantra y hablaban sobre el tema:
  –¿Puedo yo elegir mi propio mantra y tendrá el mismo poder que tiene el que te ha entregado tu mentor? -preguntó el monarca.
  –No -aseveró el ministro-. El mantra que proporciona el gurú es más poderoso.
  –Sinceramente -declaró el rey-, no veo en absoluto ninguna razón para ello.
  Entonces el ministro se volvió hacia el jefe de la guardia y le ordenó:
  –Detengan a su majestad.
  El jefe de la guardia no hizo el menor caso de la orden; pero el monarca, indignado ante tal atrevimiento, ordenó:
  –¡Detengan a este hombre y encarcélenlo!
  El jefe de la guardia mandó a sus hombres prender al ministro. Iba a ser llevado a prisión, cuando dijo:
  –Señor, ¿os dais cuenta? Depende de quien proceda la orden.
 *El Maestro dice: El mantra que procura un ser evolucionado lleva parte de su energía espiritual.