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lunes, mayo 30, 2011

ANANDA, el fiel compañero del Budha


ANANDA, el compañero fiel del Budha.




Durante los últimos 25 años de su vida, el Buda tuvo siempre la estrecha compañía de su primo Ananda. Según afirmó el Buda, Ananda sobresalía por cinco cualidades. Era el mejor de sus asistentes, era el más avanzado entre aquéllos que habían “escuchado mucho”, tenía la mejor memoria, era el que mejor manejaba la estructura secuencial de las enseñanzas y era el más constante en el estudio. Asimismo, era muy querido en la sangha, a la cual le había dedicado la mayor parte de su vida.




La vida de Ananda


Ananda y su hermano, Anurudha, eran aristócratas del clan de los shakyas. Ambos nacieron en el pueblo de Kapilavastu. Su padre, Amritodana, era hermano del padre del Buda, Suddhodana, aunque es posible que tuvieran distintas madres. Cuando Ananda tenía 37 años, los dos hermanos, junto con muchos otros nobles shakyas, se unieron a la sangha del Buda.


El Buda busca un asistente


Un día, el Buda pidió a sus monjes discípulos que se reunieran y les dijo, “en mis 20 años como líder de la sangha he tenido muchos asistentes pero, en realidad, ninguno ha satisfecho el cargo a la perfección. Una y otra vez ha surgido algún capricho. Ahora ya estoy viejo y requiero un asistente confiable”. De inmediato, los discípulos más aventajados le ofrecieron sus servicios pero el Buda no aceptó a ninguno de ellos. Ananda se mantuvo apartado. “¿Por qué te resistes a probar?”, le preguntaron. “¿No crees que deberías ofrecerte para el cargo?” Era verdad que le habría gustado ser el asistente de su querido primo, pero también era demasiado modesto como para acercarse a sugerirlo. En todo caso, confiaba en que el Buda sabría elegir al más adecuado. El Buda sabía lo que Ananda estaba pensando. “Me complacería que mi asistente fuera Ananda”, declaró y fue así como comenzó una estrecha camaradería que habría de durar hasta la muerte del Buda.


Ananda y la amistad


Ananda fue un hombre muy popular y muy querido por todos los que lo conocieron. Tenía muchos amigos espirituales y entre ellos, por supuesto, se contaba al Buda. En una ocasión se encontraba con éste en Sakkhara, una aldea shakya, reflexionando sobre el deleite y la eficacia de la amistad espiritual. “Señor, he estado pensando”, le dijo al Buda. “¿Sabes? Me parece que la amistad espiritual constituye la mitad de la vida espiritual”. “¡Oh, no, Ananda! No es así”, respondió el Buda; “¡La amistad espiritual constituye toda la vida espiritual!”. (Samyutta-Nikaya, v.2.)


La extraordinaria memoria de Ananda


Ananda tenía una memoria prodigiosa y pasó mucho tiempo cerca del Buda, de modo que era muy versado en el Dharma. Una vez, un discípulo laico le preguntó al Buda cómo, después de venerar al Buda y a la sangha, podría honrar al Dharma. Era una época en la que las enseñanzas del Buda no se habían registrado de manera escrita. “Si deseas honrar al Dharma”, le respondió el Buda, “ve y muestra tus respetos a Ananda, el guardián del Dharma”. Así que ese discípulo invitó a comer a Ananda y le regaló un manto muy valioso. Ananda ofreció el manto a Sariputra quien, a su vez, lo obsequió al Buda, ya que él y sólo él era la causa de tanta dicha. (Yataka 296, citada en Great Disciples of the Buddha, p. 142)


En otra ocasión, después de que Ananda contestó una pregunta que le habían hecho algunos monjes y, al final, se retiró de la reunión, el Buda miró a los monjes y mencionó: “Ananda todavía está en el sendero del más sublime adiestramiento. Sin embargo, es difícil hallar a alguien que lo iguale en sabiduría”. (Anguttara-Nikaya, iii.78)


Las cualidades de Ananda lo llevaron a ejercer una función especial como “guardián del Dharma” o dhammabhandagarika. Dentro de un régimen político, el bhandagarika es el tesorero y su responsabilidad es almacenar, proteger y administrar la riqueza nacional. Si es inepto o irresponsable los ingresos disminuirán y el estado puede caer en la bancarrota. Si es astuto, la riqueza de la nación se utilizará con sabiduría y habrá paz y prosperidad. En la administración que encabeza el Buda, la riqueza es el Dharma y, sobre todo tras la muerte del Buda, la vida y la salud de su gobierno requirieron que el Dharma se conservara con precaución y que se transmitiera de manera fidedigna a la posteridad. Es por ello que el cargo de tesorero del Dharma tenía una enorme importancia, al grado que aquél que hubiera de desempeñarlo podría llamarse (y con justicia) “el ojo de todo el mundo”, como él se denomina en sus versos del Theragatha


Una relación especial entre Ananda y el Buda


La relación que Ananda tenía con el Buda no era exclusivamente la de un sirviente. Era un amigo, un compañero y también su secretario. Tenían una amistad cálida y estrecha. Él le llevaba agua al Buda para que se lavara la cara y un utensilio para que se limpiara los dientes. Le arreglaba el asiento, le lavaba los pies, le daba masaje en la espalda, lo abanicaba, barría su dormitorio y le remendaba los mantos. Lo cuidaba mientras dormía y se mantenía al alcance por si requería alguna cosa. Lo acompañaba cuando caminaba alrededor de donde se ubicaban los monjes y siempre revisaba si éstos no habían olvidado algo después de las reuniones. Llevaba los mensajes del Buda y convocaba a los monjes cuando éste quería hablar con ellos (a veces, incluso, a media noche). Si el Buda estaba enfermo él le llevaba la medicina. Una ocasión en que un monje había enfermado de disentería y sus compañeros no lo atendieron, el Buda y Ananda lo lavaron y lo llevaron a un sitio donde pudiera descansar.


Participación de Ananda con la comunidad de discípulos del Buda


La participación de Ananda fue muy importante para que se diera una buena comunicación entre el Buda y la sangha, que cada vez era más grande. Cuando en Kosambi se suscitó una discusión entre los monjes y Devadatta provocó un cisma, Ananda ayudó a las personas a clarificar sus dudas y renovar su comunicación. Muchas veces era él un intermediario para los monjes. Les arreglaba una entrevista con el Buda y refería las palabras de éste a los líderes de otras sectas. A nadie rechazaba y se consideraba a sí mismo como un puente y no una barrera.


Durante 25 años estuve al servicio del Bendito. Lo atendí bien, haciendo obras amorosas y tan de cerca como una sombra que nunca se separa.


Durante 25 años estuve al servicio del Bendito. Lo atendí bien, hablando con palabras amorosas y tan de cerca como una sombra que nunca se separa.

Durante 25 años estuve al servicio del Bendito. Lo atendí bien, teniendo sólo pensamientos amorosos y tan de cerca como una sombra que nunca se separa. (Theragatha 1041-1043, citado en Great Disciples of the Buddha, p. 148)


Cerca de la muerte del Buda

Cuando el Buda se preparaba para morir, Ananda se deprimió mucho. Se fue hacia su aposento y se recargó en el marco de la puerta mientras se lamentaba profundamente. Decía, “¡es una pena! ¡Todavía soy un aprendiz y tengo tanto por andar! El maestro está muriendo, él que ha sido tan compasivo conmigo”. (Mahaparinibbana Sutta, Dîgha-Nikaya 16, en The Long Discourses of the Buddha, p. 265)


El Buda notó la ausencia de Ananda y le pidió a un monje que lo llamara. Cuando por fin acudió, el Buda lo consoló. Le dijo que todas las cosas compuestas están sujetas a la decadencia. Entonces, ¿cómo no habría de morir él? Luego, lo animó y lo alabó. “Durante mucho tiempo, Ananda, has estado en presencia del Tathágata, manifestando tu amor y bondad con los actos de tu cuerpo, tu habla y tu mente, siendo beneficioso, bendito, sincero y sin limitarte. Has alcanzado mucho mérito, Ananda. Esfuérzate y en poco tiempo te verás libre de corrupciones” (Íbid.)

Después, el Buda se dirigió a los monjes y les dijo que todos los budas del pasado habían tenido un asistente como Ananda y que lo mismo sucedería con los budas del futuro. Asimismo, añadió que Ananda siempre fue muy sabio. Él sabía cuándo era el mejor momento para que los monjes, las monjas y los practicantes laicos vinieran a ver al Buda y cuándo el tiempo era propicio para que hicieran lo mismo los reyes, los ministros reales y los líderes de otras escuelas y sus discípulos. Aun más, les dijo que “Ananda tiene cuatro cualidades sobresalientes y maravillosas. ¿Cuáles son? Si un grupo de monjes viene a ver a Ananda se sienten complacidos con tan sólo encontrarle; cuando Ananda les habla del Dharma se sienten también complacidos y si permanece en silencio se sienten desilusionados y lo mismo sucede con las monjas y con los practicantes laicos, hombres y mujeres”

El camino de Ananda hacia la iluminación


Tras el parinirvana del Buda, Ananda se marchó a meditar al bosque pero cuando los habitantes de la región supieron que el asistente personal del Buda se encontraba cerca le llovieron los visitantes. El Buda, Sariputra, Modgalyayana y Pasenadi, el rey justo, todos ellos habían muerto ese mismo año. La gente sentía un enorme deseo de consuelo. Sabían que Ananda se caracterizaba por responder a sus necesidades, por lo tanto, era raro que estuviera solo.


Muerte de Ananda


Cuando Ananda tenía 120 años comprendió que su fin estaba cerca. De modo que planeó un viaje de Rajagraha a Vaishali, tal como había hecho el Buda. Cuando se enteraron de esto el rey de Magadha y los príncipes de Vaishali se apresuraron a reunirse con él, cada uno desde donde se encontraba, para desearle un buen viaje. Como quería hacer justicia a ambos sitios, Ananda se elevó por el aire utilizando sus poderes psíquicos y dejó que el fuego consumiera su cuerpo. Después, sus reliquias se dividieron y se erigieron sendas estupas. Era típico de la gentil habilidad de Ananda evitar que se suscitaran pleitos por su causa y eso fue lo que hizo, incluso en el caso de lo concerniente a sus ritos fúnebres y sus restos.


Fuente: Teachers of Enlightenment, Kulananda, Windhorse Publications.