Un pájaro herido no puede volar,
pero un pájaro que se apega
a una rama de árbol, tampoco.
¡Deja de apegarte al pasado!
Dice el proverbio hindú:
"El agua se purifica fluyendo;
el hombre, avanzando."
El mundo está lleno de sufrimiento;
la raíz del sufrimiento es el apego;
la supresión del sufrimiento
significa la eliminación,
el abandono, de los apegos.
Hay un deseo común,
que es el cumplimiento
de lo que se cree
que va a dar felicidad al yo,
al ego. Ese deseo es apego,
porque ponemos en él la seguridad,
la certeza de la felicidad.
Es el miedo el que nos hace
desear la felicidad, y ella
no se deja agarrar.
Ella es. Esto sólo lo descubrimos
observando, bien despiertos,
viendo cuándo nos mueven
los miedos y cuándo
nuestras motivaciones son reales.
Si nos aferramos a los deseos,
es señal de que hay apego.
¿Abandonar los apegos
significa apartarse del
mundo material? La respuesta es:
¡No! Uno usa el mundo material,
uno goza el mundo material,
pero no debe hacer depender
su felicidad del mundo material.
¿Está esto suficientemente claro?
Uno comienza a gozar las cosas
cuando está desapegado, porque
el apego produce ansiedad.
Si estás ansioso cuanto te aferras a algo,
difícilmente podrás gozarlo.
Por lo tanto, lo que te propongo
no es una renuncia al goce:
es una renuncia a la posesividad,
a la ansiedad, a la tensión,
a la depresión frente a la pérdida de algo.
¿De dónde crees que provienen todos los conflictos?
De los apegos.
¿De dónde crees que proviene el sufrimiento?
De los apegos.
¿De dónde crees que proviene la soledad?
De los apegos.
¿De dónde crees que proviene el vacío?
Tú lo sabes: el origen es el mismo.
¿De dónde crees que provienen los temores?
También de los apegos.
Sin apego no hay temor.
¿Lo pensaste alguna vez?
Sin apego no hay temor
pero un pájaro que se apega
a una rama de árbol, tampoco.
¡Deja de apegarte al pasado!
Dice el proverbio hindú:
"El agua se purifica fluyendo;
el hombre, avanzando."
El mundo está lleno de sufrimiento;
la raíz del sufrimiento es el apego;
la supresión del sufrimiento
significa la eliminación,
el abandono, de los apegos.
Hay un deseo común,
que es el cumplimiento
de lo que se cree
que va a dar felicidad al yo,
al ego. Ese deseo es apego,
porque ponemos en él la seguridad,
la certeza de la felicidad.
Es el miedo el que nos hace
desear la felicidad, y ella
no se deja agarrar.
Ella es. Esto sólo lo descubrimos
observando, bien despiertos,
viendo cuándo nos mueven
los miedos y cuándo
nuestras motivaciones son reales.
Si nos aferramos a los deseos,
es señal de que hay apego.
¿Abandonar los apegos
significa apartarse del
mundo material? La respuesta es:
¡No! Uno usa el mundo material,
uno goza el mundo material,
pero no debe hacer depender
su felicidad del mundo material.
¿Está esto suficientemente claro?
Uno comienza a gozar las cosas
cuando está desapegado, porque
el apego produce ansiedad.
Si estás ansioso cuanto te aferras a algo,
difícilmente podrás gozarlo.
Por lo tanto, lo que te propongo
no es una renuncia al goce:
es una renuncia a la posesividad,
a la ansiedad, a la tensión,
a la depresión frente a la pérdida de algo.
¿De dónde crees que provienen todos los conflictos?
De los apegos.
¿De dónde crees que proviene el sufrimiento?
De los apegos.
¿De dónde crees que proviene la soledad?
De los apegos.
¿De dónde crees que proviene el vacío?
Tú lo sabes: el origen es el mismo.
¿De dónde crees que provienen los temores?
También de los apegos.
Sin apego no hay temor.
¿Lo pensaste alguna vez?
Sin apego no hay temor
Autor: Anthony De Mello