Sentido
No seas destruido por el conocimiento y el poder.
Usa el sentido común para sobrevivir.
Había una vez cuatro hombres eruditos y expertos. Un día se dijeron. “¿De qué sirve todo nuestro conocimiento si no buscamos empleo con un gran rey?” Por consiguiente, partieron hacia la capital.
Ahora, entre estos cuatro, tres eran particularmente brillantes. El cuarto era intelectualmente inferior a los otros, pero era el que tenía más juicio.
En el camino, se encontraron con el esqueleto de un león. “Traigamos al león de vuelta a la vida,” propuso el primero. “Si, eso nos traerá mucha fama,” agregaron el segundo y el tercero. El cuarto dijo, “Si traen este león de regreso a la vida, los atacará y devorará.”
“No interrumpas!” gritó el primero, quien ya había usado su conocimiento superior para poner carne en los huesos. El segundo rápidamente introdujo la sangre, y el tercero estaba a punto de insuflar vida al león.
“Deberíamos pensar en la seguridad,” dijo el cuarto.
“Silencio!” dijo el tercero desde la profundidad de su labor.
“Bien, entonces iré a sentarme en ese árbol,” dijo el cuarto. “Por si acaso.”
El león volvió a la vida y mató a los sabios. El único que sobrevivió fue el hombre con sentido común.
No seas destruido por el conocimiento y el poder.
Usa el sentido común para sobrevivir.
Había una vez cuatro hombres eruditos y expertos. Un día se dijeron. “¿De qué sirve todo nuestro conocimiento si no buscamos empleo con un gran rey?” Por consiguiente, partieron hacia la capital.
Ahora, entre estos cuatro, tres eran particularmente brillantes. El cuarto era intelectualmente inferior a los otros, pero era el que tenía más juicio.
En el camino, se encontraron con el esqueleto de un león. “Traigamos al león de vuelta a la vida,” propuso el primero. “Si, eso nos traerá mucha fama,” agregaron el segundo y el tercero. El cuarto dijo, “Si traen este león de regreso a la vida, los atacará y devorará.”
“No interrumpas!” gritó el primero, quien ya había usado su conocimiento superior para poner carne en los huesos. El segundo rápidamente introdujo la sangre, y el tercero estaba a punto de insuflar vida al león.
“Deberíamos pensar en la seguridad,” dijo el cuarto.
“Silencio!” dijo el tercero desde la profundidad de su labor.
“Bien, entonces iré a sentarme en ese árbol,” dijo el cuarto. “Por si acaso.”
El león volvió a la vida y mató a los sabios. El único que sobrevivió fue el hombre con sentido común.
Tamiz
Un tamiz grueso atrapa poco.
Una malla fina atrapa más.
Si quieres lo sutil, se refinado,
Pero prepárate para tratar con lo burdo.
La ironía de vivir espiritualmente es que te vuelves más sensible y más sutil. Por lo tanto, te vuelves intolerante a lo burdo. No hay mucha elección en esto. Si quieres asir las cosas sutiles en la vida, debes volverte refinado. Pero las cosas burdas se acumularán entonces aún más rápido. Un filtro grueso en un rápido arroyo sólo contendrá escombros y grandes rocas. Una malla fina atrapará cosas más pequeñas, pero también retendrá las más grandes.
Un tamiz grueso atrapa poco.
Una malla fina atrapa más.
Si quieres lo sutil, se refinado,
Pero prepárate para tratar con lo burdo.
La ironía de vivir espiritualmente es que te vuelves más sensible y más sutil. Por lo tanto, te vuelves intolerante a lo burdo. No hay mucha elección en esto. Si quieres asir las cosas sutiles en la vida, debes volverte refinado. Pero las cosas burdas se acumularán entonces aún más rápido. Un filtro grueso en un rápido arroyo sólo contendrá escombros y grandes rocas. Una malla fina atrapará cosas más pequeñas, pero también retendrá las más grandes.
“Mide dos veces antes de cortar,” decía el viejo artesano.
Sólo la cuidadosa planificación y la paciente habilidad hacen una cola de milano.
Los primeros mueblistas se enfrentaron al problema de unir dos piezas de madera en el ángulo correcto, para que pudiesen resistir la tensión no sólo del uso sino también del clima. Especialmente en lugares donde los veranos son calurosos y húmedos y los inviernos fríos y secos, una plancha de madera puede cambiar sus dimensiones entre un cuarto y media pulgada. Lo suficiente para hacer que las uniones se separen y los cajones se atasquen!