1. Alma carnal: en este primer estadio el hombre es vencido por sus deseos y pasiones. Es, en el sentido literal de la palabra, un servidor de su ego. Sin embargo, como todo lo que existe va hacia Dios, también el va haca Él, pero de manera inconsciente. Vive totalmente en un universo sensorial y su estado de ser es la ignorancia.
2. Alma admonitora: en este segundo estadio el hombre toma conciencia de su situación y la juzga críticamente. Ahora, aunque su naturaleza anterior no ha desaparecido, su corazón se siente propulsado en busca de lo superior y elevado. En este estadio se dice que el hombre es llevado por Dios y nace en él la simpatía por los asuntos espirituales.
3. Alma inspirada: aquí, el hombre pone sus esfuerzos en la práctica de las virtudes. Se siente inspirado por Dios, se vuelve paciente, generoso y busca expulsar la ignorancia de su vida. Su camino va hacia Dios y él lo sabe; es el viaje sobre Dios y su estado es el amor.
4. Alma apaciguada: al fin en este estadio se adquiere la certeza. Ya no va hacia Dios, sino con Dios. Se siente en paz consigo mismo y ya nada le pesa. Se vuelve generoso, bondadoso y lo perdona todo, ignorando los defectos de los otros. Se ofrece a sí mismo a los demás y a Dios, llegando al estado de sumisión total.
5. Alma satisfecha: aquí se alcanza la madurez espiritual. El peregrino espiritual ahora viaja en el interior de Dios, conociendo así la aceptación total y llegando al primer nivel de unión: la unión de acción. Su estado de ser es la no existencia.
6. Alma complacida: a la unión de acción se le une ahora la unión de esencia. El hombre se sabe aceptado por Dios, continuando su viaje espiritual a partir de Dios. Ha unificado completamente el amor por la creación con el amor por el Creador, y su estado de ser es el alumbramiento.
7. Alma realizada: aquí se alcanza la más completa y perfecta madurez espiritual. Reconoce ahora, la unidad en la multiplicidad y la multiplicidad en la unidad, convirtiéndose en un ser universal con atributos divinos. Su viaje se realiza ahora en Dios, realizando la unión suprema y la conciencia de la eternidad. Su estado de ser es la permanencia y subsistencia en Dios.
( Sufismo )