Árbol
¿Mediste para lograr tu altura?
¿Usaste la geometría para irradiar tus extremidades?
¿Lamentaste las ramas desgarradas por las tormentas?
¿Inventariaste tus hojas al sol?
No hiciste nada de eso, y aún así el hombre con su inteligencia
No puede igualar tu perfección.
¿Cuándo abandonaremos la artificialidad de nuestras agotadoras vidas para adherir en cambio a lo que es natural? Todos los logros del hombre son sólo monumentos a un orgullo abrumador. No ha habido una sóla cosa hecha por el hombre que haya sido una mejora necesaria para la tierra. ¿Necesitábamos la Gran Muralla China? ¿Necesitábamos las pirámides de Egipto?¿Necesitábamos el Coloso de Rodas? ¿Necesitábamos la mecanización, el motor a vapor, la electricidad, la energía nuclear o la tecnología computacional? Todos nuestros logros han sido exclusivamente por el bien de nuestra comodidad y gratificación. Sólo hemos modernizado la loca maraña de oferta y demanda que llamamos civilización.
Jardín
El calor cegador divide la noche del día,
clava cortas sombras en la tierra fecunda.
Verdes zarcillos, cargados de judías,
Se enrollan alrededor de rústicas rejillas de bambú.
Flores violetas se abren eróticamente de par en par entre hojas aterciopeladas:
Una sola calabaza contiene los sueños del mundo entero.
Hay gran satisfacción en hacer crecer tu propio alimento. Estás cerca de la tierra. Usas los elementos básicos -agua, luz solar, tierra, aire, y plantas- para tu trabajo, tu sustento y tu placer. Cuidas tu jardín desde los semilleros hasta las plantas maduras, atendiéndolo, podándolo, desmalezando. Año tras año ves ir y venir los ciclos, desde germinar a cosechar a marchitarse, a sembrar otra vez. Comes tus plantas para vivir. A ti no te importa y a ellas no les importa. Algún día tú volverás a esa tierra, de regreso al suelo abrasado por el sol, y te convertirás en alimento para las plantas. Es el camino de toda vida, y está todo muy de acuerdo.
Diálogo
Todavía hablo dormido.
Todavía sueño.
¿Cómo puede haber perfecta tranquilidad
Cuando mi cerebro es tan ruidoso?
Llevamos un constante diálogo dentro nuestro. Ese es el origen de nuestros problemas.
La misma palabra diálogo significa hablar entre dos partes. No podríamos tener un diálogo interior a menos que haya una división en nuestras mentes. Todos tenemos dos lados; mientras no estén unidos, no podemos lograr la integridad que requiere la espiritualidad.
Agricultores
Buena gente de campo de cuerpos desarrollados,
La piel volviéndose bronce en el calor del valle.
¿Por qué hablarles del Tao?
Comen cuando tienen hambre,
Duermen cuando tienen sueño.
Ni siquiera un sabio con infinitas permutaciones
Podría igualar su simplicidad.
¿Quieres saber sobre simplicidad? Anda a vivir con agricultores. Sus actividades diarias están coordinadas con las estaciones, están cerca de la tierra, y no pasan el tiempo pensando en cómo lograr estatus. Son honestos y simples. No hacen distinciones entre quienes son como individuos y quienes son como agricultores.
Aquellos de nosotros que vivimos en ciudades estaríamos en dificultades para igualar al agricultor en simplicidad. Simplicidad, después de todo, es lo que el Tao celebra más. ¿Quién necesita saber todos los dígitos de Pi? ¿Quién necesita urdir una nueva política monetaria? ¿Quién necesita luchar por un puesto político? Nada de eso es necesario para ser un ser humano.
Prisión
Nuestra subjetividad
Es un espejado
féretro lleno de púas.
Nos rodeamos con los reflejos de nuestras propias identidades. Pensamos sólo en nosotros mismos, no en el Tao. Todo lo que nos importa es la supervivencia y la gratificación. ¿Cuando veremos que todo lo que hemos hecho es rodearnos de nuestras propias ilusiones?
No vemos el mundo como realmente es. Ignoramos el dilema de nuestra existencia. Somos como idiotas acicalados dentro de un féretro espejado. Mientras acrecentamos nuestras ilusiones, la caja se hace más pequeña. Pronto desarrolla púas -los arpones de nuestro propio egotismo- sólo que estamos tan absortos en nosotros mismos que no notamos las puntas. Estamos demasiado enamorados de nosotros mismos. Andamos con afectación, esponjamos nuestro cabello. Y nuestro ataúd sigue haciéndose más y más pequeño.
Estrés
Las presiones del trabajo son abrumadoras.
Las responsabilidades son pesadas.
Cuando cierro los ojos,
Las demandas de los demás son todo lo que veo.
A veces las responsabilidades pueden volverse tan grandes que no puedes mantener tu equilibrio mental. Tu atención se dispersa. Los sentimientos de frustración llevan a una tremenda infelicidad. Te duele adentro. No duermes lo suficiente, comes mal, y discutes con los demás.
Los sabios podrían vivazmente declarar que todo eso es la insensatez de la humanidad. Sin duda tienen razón, pero las palabras de los sabios son demasiado elevadas cuando estamos mendigando en el polvo por nuestra supervivencia. Muchos de nosotros debemos enfrentar esas presiones, al menos por el momento. Aunque nos gustaría escapar de esta locura, no seríamos capaces de renunciar a la sociedad de una vez.