No es una novedad que cada persona tiene una escala de valores única y por lo tanto irrepetible, es lo que lo hace un individuo en todas sus facetas. Esto responde a su pasado, su historia de vida, su educación y principalmente a su círculo de pertenencia.
Nadie tiene la facultad de juzgar actitudes ajenas. Muchas veces no entendemos reacciones, respuestas, energías extrañas; pero indudablemente responden a su misión, a su objetivo en este mundo, a su destino.
No tenemos el poder de condenar o revindicar a una persona. Lo que sí podemos hacer, (e irremediablemente de manera conciente o inconciente hacemos a diario) es elegir a las personas con las que queremos vivir nuestro tiempo, nuestras experiencias, nuestro día a día. Estas personas son con quienes compartimos valores, emociones y maneras de ver las cosas.
Nunca olvides que podes elegir quién esté a tu lado. Quién es tu confidente, tu amigo, tu maestro, tu alma gemela. No hay culpa en alejarse de las personas que nos hacen daño. No porque sea su propósito, sino por su manera de ver este mundo. Lo diferente no es bueno ni malo, simplemente es diferente, y así deberíamos aceptarlo.
Hay personas que tienen energías tan poderosas que logran absorber nuestro ser de manera negativa. No permitamos que esas personas se adueñen de nuestros deseos. No esta mal reconocer que algunos seres interfieren en nuestro camino; en este camino que nos lleva a ser concientes y felices, lo que no podemos permitir, es seguir eligiéndolos para que nos acompañen.
Quiero que estés a mi lado, mientras me hagas crecer, me hagas ver que puedo cometer errores y corregirlos, me hagas amar incondicionalmente. Y quiero que me elijas con el mismo fin. No forcemos relaciones que nos perjudican, las personas nos transformamos, evolucionamos; e inevitablemente en ese camino vamos aferrándonos a quienes nos hacen sentir bien; pero también podemos dejar de elegirlos, y ellos a nosotros.
Quiero que estés a mi lado, simplemente, porque hoy compartimos nuestro destino
Por Luz Braveros
