Compostura
Aunque puede que tenga que matar
O sufrir ella misma la muerte,
Una persona con compostura permanece desapasionada.
Nada es nunca destruido,
Nada es nunca creado.
Todo es infinito.
Para la mayoría de la gente, matar es una abominación. Si tuvieran que matar, estarían horrorizados y sus emociones serían incontrolables. Del mismo modo, si fueran amenazados de muerte, tendrían miedo y lucharían por mantenerse vivos.
Estas dos situaciones suponen un apego extremo a lo que conocemos y a cómo quisiéramos permanecer. Ambas situaciones indican una visión fundamentalmente limitada del mundo. Asumimos que estamos verdaderamente destruyendo a alguien. Pero aunque este cuerpo pueda ser asesinado, el alma no puede ser asesinada. Cada alma no es sino una parte de una infinita alma cósmica.
Puedes sustraer numerosas almas del mundo, y el número de almas no sería disminuido. Numerosas almas pueden nacer, y el número de almas no sería aumentado. Nada es verdaderamente destruido, y nada nace verdaderamente. Sólo cambian las apariencias.
Por lo tanto, la gente con compostura ve las transformaciones del mundo con calma. No se alarman con las diferentes permutaciones de los fenómenos. Saben que esas son todas meras manifestaciones externas de una indefinible, ilimitada e infinita realidad.
Aunque puede que tenga que matar
O sufrir ella misma la muerte,
Una persona con compostura permanece desapasionada.
Nada es nunca destruido,
Nada es nunca creado.
Todo es infinito.
Para la mayoría de la gente, matar es una abominación. Si tuvieran que matar, estarían horrorizados y sus emociones serían incontrolables. Del mismo modo, si fueran amenazados de muerte, tendrían miedo y lucharían por mantenerse vivos.
Estas dos situaciones suponen un apego extremo a lo que conocemos y a cómo quisiéramos permanecer. Ambas situaciones indican una visión fundamentalmente limitada del mundo. Asumimos que estamos verdaderamente destruyendo a alguien. Pero aunque este cuerpo pueda ser asesinado, el alma no puede ser asesinada. Cada alma no es sino una parte de una infinita alma cósmica.
Puedes sustraer numerosas almas del mundo, y el número de almas no sería disminuido. Numerosas almas pueden nacer, y el número de almas no sería aumentado. Nada es verdaderamente destruido, y nada nace verdaderamente. Sólo cambian las apariencias.
Por lo tanto, la gente con compostura ve las transformaciones del mundo con calma. No se alarman con las diferentes permutaciones de los fenómenos. Saben que esas son todas meras manifestaciones externas de una indefinible, ilimitada e infinita realidad.