Los maestros siempre dicen que para progresar en el entrenamiento hacen falta tres atributos fundamentales: disciplina, paciencia y concentración.
El poder de la paciencia
Como entrenador, le doy importancia al diseño de un programa inteligente. Hay que estar atento a variables como la selección del ejercicio, la intensidad, frecuencia y volumen. Sin embargo, reconozco que supervisar estas variables no es suficiente. Nosotros, como entrenadores estamos siempre en busca de encontrar mejores métodos. Consultamos revistas especializadas en busca de material nuevo que podamos transmitir a nuestros atletas. No es raro que pasemos varias horas a la semana leyendo una nueva investigación o releyendo una más vieja. Esta sed de conocimiento es meritoria, porque el conocimiento es un arma poderosa. Nunca voy a criticar al que está ansioso por aprender y mejorar. Sin embargo, en la búsqueda de nuevos y mejores métodos para nuestros atletas, a menudo nos olvidamos de compartir con ellos consejos aparentemente obvios.
Dijo el ganador del Premio Nobel André Gide:
"Las cosas más importantes para decir son aquellas que a menudo creí que no era necesario decir, porque eran demasiado evidentes."
"Las cosas más importantes para decir son aquellas que a menudo creí que no era necesario decir, porque eran demasiado evidentes."
Siguiendo estas palabras, es imprescindible transmitir la importancia de la paciencia. Todos hemos escuchado que la paciencia es una virtud, pero muy pocos realmente viven de acuerdo con estas palabras. Los entrenadores y mentores siempre dicen lo importante que es el trabajo duro, pero muy pocos hacen hincapié en la importancia de la paciencia. Tal vez creen que la paciencia es un requisito previo asumido por todos, pero todos sabemos que esta suposición es errada.
La paciencia es una virtud
Merriam Webster define "paciente" como el que se mantiene firme a pesar de la oposición, la dificultad o la adversidad. Un atleta que es paciente enfrentará un desafío desde el principio hasta el fin, a pesar de las dificultades que encuentre en el camino. La paciencia, más que una virtud, es un arma poderosa.
Famoso novelista León Tolstoi (muy conocido por "La guerra y la paz") resumen así la importancia de la paciencia: "Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo."
Aunque sus palabras no fueron pensadas para deportistas, difícilmente encontrarás un consejo mejor. Sin paciencia y tiempo, no esperes lograr ninguna cosa. Incluso un atleta acostumbrado al trabajo duro, si es impaciente, le costará mucho alcanzar sus objetivos a largo plazo. Trabajara duro en cada sesión no es suficiente si estas sesiones no se acumulan en algo significativo. He visto un montón de atletas que entrenan duro obstaculizados por la impaciencia. Se esfuerzan cada día, pero no son lo suficientemente pacientes para ver una meta a largo plazo. Su falta de paciencia anula tanto el trabajo duro como el diseño de un programa inteligente. Incluso el programa de entrenamiento más sofisticado servirá de poco si el atleta no es lo suficientemente paciente para avanzar de a un paso a la vez.
Plantar las semillas
¿Alguna vez recolectaste manzanas? Imaginate recogiendo la fruta fresca de un árbol de gran tamaño. Ves el fruto, lo tomás y te lo comés. No ves la semilla que dio origen al árbol. Sólo ves el resultado final.
Si plantás una semilla de manzana hoy, no esperes comer manzanas frescas la próxima semana. Debes ser paciente si deseas obtener resultados que valgan la pena. Este simple concepto vale también para el mundo del fitness y el deporte. No esperes lograr algo importante en unos pocos días o semanas. Estate preparado para un largo camino lleno de baches, desvíos y callejones sin salida.
A veces se cree erróneamente que muchos grandes atletas tienen un don natural. Se ve el resultado final y no se puede comprender cómo el atleta progresó hasta un nivel tan increíble. Lo que muchos no se dan cuenta sin embargo, es que ese atleta no es más que paciente y diligente.
Por desgracia, la paciencia no vende, por eso es raro que oigas hablar de ella. Gran parte de la industria del fitness se centra exclusivamente en los ingresos. Si la verdad no genera ganancias, la verdad no se menciona. La gente quiere soluciones rápidas en el mundo actual de la gratificación instantánea. Lo rápido se vende bien. Lo lento y constante no vende. La industria del fitness sabe lo que quiere el consumidor (resultados rápidos) y está más que dispuesta a satisfacer esten deseo. Si algo requiere tiempo para ser realizado, podés estar seguro de que eso no va a aparecer en los infomerciales de la tele. La gente quiere resultados para ayer, no para mañana.
Puedo comprender la obsesión por la gratificación instantánea. Si podemos hacer algo más rápido, ¿por qué no hacerlo? En teoría, la idea es buena, pero en realidad simplemente no es verdad. La tecnología puede ser automatizada, pero el cuerpo humano no. Los cambios positivos requieren tiempo.
La impaciencia es tal vez la principal razón por la cual los atletas no llegan a desarrollar todo su potencial. El atleta se fija una meta, trabaja en ella durante un par de semanas y, como no ve el progreso que esperaba, la abandona y se fija otra meta. Este ciclo continúa una y otra vez. Después de varios meses dando vueltas, el atleta no es mejor que cuando empezó. No hizo más que pasar de un desafío a otro, sin ningún resultado.
Otro escenario común es el del atleta que aborda varios nuevos objetivos a la vez. Seguramente es diligente, pero no es lo suficientemente paciente para aplicar una estrategia lenta y constante. Quiere todo ahora y no tiene ganas de esperar. Si frecuentás los foros de fitness, seguramente habrás visto al novato que viene con una lista de objetivos tales como:
"Quiero hacer dominadas con un solo brazo, levantar tres veces mi peso corporal en peso muerto, correr 1600 metros en 5 minutos, caminar sobre mis manos y hacer 100 flexiones de brazos seguidas."
El atleta se dispone a crear un plan de entrenamiento que le permita alcanzar cada uno de esos objetivos. Después de varios meses, los resultados siguen siendo los mismos. Nada. Habrá llegado muy rápido a ninguna parte, con poco o ningún progreso en todos los objetivos propuestos.
Tal vez el mejor consejo para alguien que pasó por esta situación sea el de Samuel Smiles: "El camino más corto para hacer muchas cosas es hacer una sola sola cosa a la vez."
Es imposible exagerar la importancia de esta simple frase. Si deseas alcanzar varias metas difíciles, empezá a trabajar de a una por vez. Si querés hacer todo al mismo tiempo, no lograrás nada. Empezá a trabajar en un objetivo primario.
Por ejemplo, supongamos que tu objetivo es rodar con la ruedita abdominal desde la posición de pie. Empezá a trabajar de manera progresiva este ejercicio como un agregado a tu rutina habitulal para fortalecer la zona media. Como un ejercicio que se suma a lo que ya venís haciendo. No hay necesidad de cambiar todo el plan para dar lugar a un solo objetivo. Con un esfuerzo constante, es muy probable que domines el ejercicio. Marcá el logro en tu lista y preparate para un nuevo desafío. Te sorprenderás de cuánto más se puede lograr con este enfoque lento y constante del entrenamiento.
Lesiones y resultados retrasados
Lesiones y resultados retrasados son dos parientes cercanos a la impaciencia. Un atleta impaciente busca atajos que no existen. A menudo trata de morder más de lo que puede masticar. Las dominadas con un solo brazo son un ejemplo perfecto. Si te lanzás a este ejercicio, casi seguro que vas terminar con dolor en el codo. La adaptación requiere tiempo, sobre todo cuando se trata de tendones y ligamentos. Este ejercicio no se puede dominar en una semana o dos. Tendrás que esperar varios meses como mínimo y no te sorprendas si te lleva más de un año. Sin paciencia nunca vas a lograr tu cometido. No aflojes si tu progreso va a un ritmo lento; tampoco aceleres el proceso porque el dolor te va a obligar a abandonar. La única manera de lograr tu objetivo (cualquier objetivo difícil) es con una dosis igual de duro trabajo y paciencia.
El retraso en los resultados también está relacionado con la impaciencia. Este problema a menudo frustra a atletas altamente motivados. Ellos son demasiado ambiciosos y no creen en la calidad sobre la cantidad. Su solución a cualquier problema o desafío es más trabajo. Por desgracia, la impaciencia anula a la ambición. Los atletas de fuerza con frecuencia sufren este problema. Los días de descanso y restauración son considerados una pérdida de tiempo. En la mente de los impacientes, ¿por qué perder el tiempo con el descanso o la restauración cuando se puede seguir levantando peso? Los impacientes no tiene tiempo para la recuperación y restauración. Si no se siente duro, significa que no se está haciendo nada ¿verdad?
¡Error!
Si levantás peso hoy, no esperes ninguna ganancia de fuerza cuando te despiertes mañana. La paciencia y el tiempo son críticos para la reparación de tejidos y el crecimiento. El enorme significado de la restauración y la recuperación no debe subestimarse. Nadie niega la importancia del trabajo duro, pero el trabajo duro no es suficiente. Pensá en vos mismo levantando una carga máxima. Si intentás series subsiguientes sin descanso, ni siquiera vas a acercarte a tu máximo real. El descanso adecuado entre series es indispensable cuando se trabaja cerca de carga máxima. Si eres impaciente y precipitado, tu entrenamiento de fuerza va a verse perjudicado. La importancia del descanso también se aplica al plan de entrenamiento en su conjunto. Si no hay un descanso adecuado entre los entrenamientos de fuerza máxima, podés estar seguro de que los resultados se van a retrasar.
No debería ser ninguna sorpresa que la restauración es una parte integral del sistema. La restauración permite que el cuerpo haga la supercompensación del trabajo pasado. La explotación de un efecto de entrenamiento retraso es la base del sistema. Si no se invierte tiempo en el trabajo de restauración, la supercompensación nunca ocurrirá. Por desgracia, los atletas impacientes a menudo subestiman la importancia de la restauración y el adecuado ciclo de la carga (aumento o disminución). Estos atletas suelen tener una ganancia al principio, luego llegan a una meseta y no pueden salir de ella. Su problema no está relacionado con la ética de trabajo. Es la impaciencia que socava su esfuerzo.
Mi propia historia
Personalmente, paso menos tiempo entrenando fuerza pura que otros, pero soy mucho más fuerte que muchos que entrenan fuerza mucho más tiempo. Es un caso simple de calidad sobre la cantidad, pero no siempre fue así para mí. Puedo hablar mucho sobre la paciencia y la impaciencia, porque viví en ambos extremos del espectro. Durante gran parte de mi vida, fui de todo, menos paciente. Cuando era joven, era ignorante. Mi trabajo era esporádico y aleatorio. Ahora que me estoy viejo y más sabio, creo que la paciencia es mi mayor atributo. Desafortunadamente para mí, me llevó mucho tiempo reconocer la importancia de la paciencia. Ahora estoy en mis 30 y soy mucho más capaz de lo que era en mi adolescencia y a los 20 años. Mi genética no cambió pero todo lo demás, sí. En los últimos años, logré metas de entrenamiento que en otra época hubiera considerado imposibles por mí.
Mi mayor cambio fue aprender a ser paciente al abordar un nuevo reto. En esta etapa de mi vida, si me propongo hacer algo, voy a hacerlo. Es sólo cuestión de tiempo. Siempre supe que la paciencia es importante, pero saberlo es sólo la mitad de la batalla. Si no se actúa, el conocimiento es inútil. Basta pensar en los innumerables libros de entrenamiento que hay en el mercado hoy en día. La información está ahí para el público a lea. No es nada secreto. Cualquiera puede leer y aprender. Pero por desgracia, el saber y el hacer no son lo mismo. Muchos atletas simplemente no tienen paciencia para poner en práctica sus conocimientos. Cometí este error durante muchos años. No le di tiempo a la paciencia y sufrí durante años a causa de esto.
Siendo un joven boxeador, me rompí la mano en el cuadrilátero. Era impaciente y nunca me di el tiempo necesario para curarme. Volví a la acción muy pronto. Me rompí la mano de nuevo, otra vez y otra vez. Se trataba de un problema que podría haber sido evitado completamente con paciencia. Mi impaciencia no sólo retrasó mi desarrollo deportivo, sino que también me llevó a las lesiones repetitivas. Ahora que soy mayor, no recuerdo haber tenido lesiones por el entrenamiento en los últimos 10 años. Soy físicamente mucho más capaz y vivo sin dolor ni lesiones.
Si hay una cosa que pueda servirte de este artículo, espero que puedas aprender de mis errores. Seguí entrenando con intensidad, pero reconocé la importancia de la paciencia. Habrá momentos en los que el progreso parecerá moverse a paso de tortuga, pero renunciar a tu meta por completo no es la solución. Después de todo, ¿quién dijo que la vida iba a ser fácil? Si querés algo, estate preparado para pagar el precio, lo que significa prepararse para un viaje largo y difícil. Y en caso de duda, recuerda que los que permanecen firmes y diligentes a menudo superan incluso sus más altas expectativas.
Ross Enamait