Satori Giver, al igual que Reiki, usa la Energía Vital, ambas se potencian y complementan mutuamente.
En su proceso que va más allá, amplifica la serie de sintonizaciones y símbolos recibidos en las clases de Reiki y, junto con nuevas técnicas que combinan concentración, conciencia del cuerpo y respiración (entre otras), nos abre como poderosos canales a través de los cuales fluye la energía vital, inteligente y sanadora, para el logro de nuestro propio bienestar y el de los demás.
Nos ayuda a experimentar la vida de un modo diferente, más pleno, y, a través de un proceso de crecimiento personal, nos hace partícipes de la abundancia en todo sentido, desarrolla en nosotros la felicidad sin que haya un motivo en particular, la salud de un modo integral y el amor que no pide nada a cambio.
Permite a quien la recibe modificar notablemente su estado físico y emocional, ayuda a sanar el cuerpo y a abrir el corazón para expresar amor y así disfrutar de relaciones verdaderas; remueve barreras y crea vínculos entre las personas.
Amplifica la conciencia y desarrolla la inteligencia, revitaliza la energía ayudando a sanar el cuerpo, la mente y las relaciones, nos permite observar y entender las necesidades de otras personas, dar amor y afecto a todos los seres, y también a recibirlo. Se trata de un “toque” de amor y cuidado.
La privación de afecto disminuye nuestro sistema inmunológico aumentando el riesgo de enfermarnos.
Varios experimentos realizados en el campo de la medicina han demostrado que el contacto físico puede hacernos sentir mejor con nosotros mismos y nuestro entorno: alguien que nos tiende una mano, una palmada en la espalda, un abrazo, una caricia, un beso, una sonrisa, tiene un efecto positivo en el desarrollo de los niños y su inteligencia, anotándose especialmente en el caso de los bebés prematuros.
También han comprobado que causan cambios fisiológicos calculables en las personas que tocan (“Dadoras”) y aquellas (“Receptoras") que reciben el “toque”, obteniendo ambas beneficios significativos.
Todos tenemos la posibilidad de amar y ser amados, y de crear relaciones amorosas en nuestra vida. Las caricias, los abrazos, un suave beso rozando la mejilla, nos puede cambiar el humor y, a veces la vida.
Superar la barrera del contacto hace que nos sintamos más cercanos, que podamos comunicarnos mejor y que aprendamos a confiar en los demás. Se trata de decirle al otro de un modo no verbal, aunque sí sensible y gestual: “Estamos juntos en esto, no te sientas solo”
La importancia, el poder y las propiedades sanadoras del “toque” pueden transformar la vida de una persona, sea cual fuera su edad y condición.
Se trata de un proceso que comienza con un entrenamiento inicial y consta de varias etapas, todas ellas con acompañamiento y apoyo.
El cambio ya está aquí… Vos también puedes ser parte de él…
En su proceso que va más allá, amplifica la serie de sintonizaciones y símbolos recibidos en las clases de Reiki y, junto con nuevas técnicas que combinan concentración, conciencia del cuerpo y respiración (entre otras), nos abre como poderosos canales a través de los cuales fluye la energía vital, inteligente y sanadora, para el logro de nuestro propio bienestar y el de los demás.
Nos ayuda a experimentar la vida de un modo diferente, más pleno, y, a través de un proceso de crecimiento personal, nos hace partícipes de la abundancia en todo sentido, desarrolla en nosotros la felicidad sin que haya un motivo en particular, la salud de un modo integral y el amor que no pide nada a cambio.
Permite a quien la recibe modificar notablemente su estado físico y emocional, ayuda a sanar el cuerpo y a abrir el corazón para expresar amor y así disfrutar de relaciones verdaderas; remueve barreras y crea vínculos entre las personas.
Amplifica la conciencia y desarrolla la inteligencia, revitaliza la energía ayudando a sanar el cuerpo, la mente y las relaciones, nos permite observar y entender las necesidades de otras personas, dar amor y afecto a todos los seres, y también a recibirlo. Se trata de un “toque” de amor y cuidado.
La privación de afecto disminuye nuestro sistema inmunológico aumentando el riesgo de enfermarnos.
Varios experimentos realizados en el campo de la medicina han demostrado que el contacto físico puede hacernos sentir mejor con nosotros mismos y nuestro entorno: alguien que nos tiende una mano, una palmada en la espalda, un abrazo, una caricia, un beso, una sonrisa, tiene un efecto positivo en el desarrollo de los niños y su inteligencia, anotándose especialmente en el caso de los bebés prematuros.
También han comprobado que causan cambios fisiológicos calculables en las personas que tocan (“Dadoras”) y aquellas (“Receptoras") que reciben el “toque”, obteniendo ambas beneficios significativos.
Todos tenemos la posibilidad de amar y ser amados, y de crear relaciones amorosas en nuestra vida. Las caricias, los abrazos, un suave beso rozando la mejilla, nos puede cambiar el humor y, a veces la vida.
Superar la barrera del contacto hace que nos sintamos más cercanos, que podamos comunicarnos mejor y que aprendamos a confiar en los demás. Se trata de decirle al otro de un modo no verbal, aunque sí sensible y gestual: “Estamos juntos en esto, no te sientas solo”
La importancia, el poder y las propiedades sanadoras del “toque” pueden transformar la vida de una persona, sea cual fuera su edad y condición.
Se trata de un proceso que comienza con un entrenamiento inicial y consta de varias etapas, todas ellas con acompañamiento y apoyo.
El cambio ya está aquí… Vos también puedes ser parte de él…