Sé una luz en el mundo, y no lo perjudiques.
Busca construir, no destruir. Lleva a mi gente a casa.
¿Cómo?
Con tu ejemplo brillante. Busca sólo la Divinidad.
Habla sólo con la verdad. Actúa únicamente con amor.
Vive la Ley del Amor ahora y siempre.
Da todo, no requieras nada. Evita lo mundano.
No aceptes lo inaceptable.
Enseña a todos lo que buscan aprender de Mí.
Convierte cada momento de tu vida en una efusión de amor.
Utiliza cada momento para invocar el pensamiento más elevado,
pronuncia la palabra más noble, realiza el hecho más sublime.
Con esto, glorificas tu Ser Sagrado, y así, también, me glorificas a Mí.
Lleva paz a la Tierra llevando paz a todos aquellos con cuyas vidas estás vinculado.
Sé la paz.
Siente y expresa en cada momento tu Divina Conexión con el Todo,
y con cada persona, lugar y cosa.
Aprovecha cada circunstancia, reconoce cada falta,
comparte todo el júbilo, contempla cada misterio,
camina en los zapatos de cada hombre, perdona cada ofensa (incluyendo las propias),
sana todos los corazones, respeta la verdad de cada persona,
adora al Dios de cada uno, protege los derechos de todos los seres humanos,
preserva la dignidad de cada quien, promueve los intereses de todas las personas,
provee las necesidades de los que te rodean, da como un hecho la santidad de cada persona,
saca a la luz los mayores dones de tus semejantes, propicia la bendición de todos,
y pronuncia la seguridad de su futuro en el firme amor a Dios.
Sé una viva representación de la Verdad más elevada que reside en tu interior.
Habla sobre ti mismo con humildad,
para que nadie confunda tu Verdad más Elevada con un alarde.
Habla suavemente para que nadie piense que solo estás llamando la atención.
Habla con amabilidad, para que todos puedan conocer acerca del Amor.
Habla abiertamente, para que nadie piense que tienes algo que ocultar.
Habla con sinceridad, para que no se interprete erróneamente.
Habla con frecuencia, para que realmente se propague tu palabra.
Habla respetuosamente, ya que todos merecen tu consideración.
Habla amorosamente, para que cada sílaba sirva como un alivio.
Habla de Mí en cada expresión.
Haz de tu vida un don. Recuerda siempre: ¡tú eres el don!
Sé un don para cada persona que entre en tu vida, y para todos aquellos en cuya vida tú participas.
Ten cuidado de no entrar en la vida de otro si no puedes ser un don
(Siempre puedes ser un don, porque siempre lo eres,
aun cuando algunas veces no te permitas a ti mismo saberlo.)
Cuando alguien entre en tu vida inesperadamente,
busca el don que esa persona espera recibir de ti.
Conversaciones Con Dios Neale Donald Walsch