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martes, junio 21, 2011

Reiki psíquico







Una de las extraordinarias posibilidades que ofrece el Reiki psíquico es la de desarrollar nuestra capacidad de comunicarnos a distancia o espiritualmente.

Se trata de programar la mente/energía para entrar en contacto con otra persona en determinado momento u ocasión. O concertar un encuentro de almas que puede enfocarse en la meditación, en la práctica Espiritual, en el disfrute de la naturaleza, en la experiencia estética o en la unión afectiva y amorosa...


Como cuando se programa un tratamiento sanador a distancia, los encuentros virtuales para compartir experiencias son poderosos y sencillos de poner en práctica.


Ambos participantes (o un número mayor) acordarán el tiempo o la circunstancia, y emitirán su Reiki en consecuencia a ese programa, para que descienda junto con las experiencias, sentimientos o pensamientos transmitidos, sobre la otra persona o resto del grupo, en el momento adecuado o en el presente.


Y lo mismo le estará sucediendo a ella si la transmisión es multidireccional.


Práctica:
"I shin dei shin", la meditación de espíritu a espíritu.
En la esencia del Zen prevalece esta tradición de la comunión meditativa entre dos seres, dos maestros Espirituales o entre maestro y estudiante, llamada "de corazón a corazón". Se sabe que Mikao Usui confería sus iniciaciones Reiki de esta manera a sus privilegiados estudiantes, directamente, desde la Luz de la Consciencia y sin más ritual.


Sentarse frente a frente, poner las manos en contacto, con la vibración/sello del Chokurei en la mano derecha y la del Seiheki en la izquierda, formando un circuito entre ambas personas que potencia lo positivo y purifica lo negativo de la relación. Al mismo tiempo proyectar el Honshazeshonen desde el propio corazón al corazón de la otra persona, creando un canal permanente de Luz y un contacto con el nivel causal del ser entre ambos.


Cuando cualquiera de los dos lo desee, bajar las manos al mudra de la comodidad (sobre las rodillas) u otra posición de meditación, y compartir el propio espíritu en silencio, mientras mantenemos el rayo Honshazeshonen entre los corazones. 


La mirada puede estar entreabierta, vislumbrando la forma física de la persona que medita con nosotros. Cuando uno de los dos desee concluir, simplemente une sus manos al pecho y se inclina saludando a su compañero. Participar meditativamente de la Presencia Espiritual del otro es una experiencia de comunión y comunicación profunda. Pueden aparecer muchas intuiciones, mensajes, visiones... pues estamos accediendo al cuerpo causal y a la memoria kármica de la otra persona, desde el nivel de la pura consciencia del ser.

Esta práctica es muy íntima, como una unión amorosa, y es un verdadero gesto generoso el invitar a alguien a unirse a nuestro espíritu e interioridad. Puesto que el acto sucede por ambas partes a la vez, es revelador de una motivación fraterna muy pura, y una práctica maravillosa para las parejas, como para los familiares que desean armonizar sus almas desde el fondo de sí mismos. No hay forma más profunda de resolver cualquier conflicto que sentarse en silencio y abrir sus corazones mutuamente, con una sonrisa, estableciendo un canal de Luz/Reiki. -


Paola Wlack
Luz en tu Camino