Este alfabeto secreto, usado por algunos caballeros elegidos, se utilizó para intercambiar mensajes ocultos y secretos y para dar cuenta de las transaciones comerciales. Creado a partir de una de las cruces utilizadas por la Orden del Temple, la cruz de las ocho beatitudes, usaba una criptología casi imposibe de descifrar.
La lectura de éste alfabeto se realizaba por medio de un medallón en forma de código secreto, que los caballeros elegidos llevaban colgado al cuello.
Si se coloca la cruz de las ocho beatitudes dentro de un cuadrado, da lugar a diferentes formas, ángulos y puntos. Cada uno de ellos es representado por una letra. En éste alfabeto secreto, cada letra tenía un significado diferente, dependiendo de la posición que ocupaba. Para los no iniciados, el alfabeto templario se dio a conocer en el Siglo XIX. Mucho se habló de su veracidad por motivos como el incluír la W en éste alfabeto pero se probó la existencia de tres manuscritos con éste alfabeto secreto, de los cuales uno de ellos, se encuentra en la Biblioteca Nacional de París. Estos manuscritos son obras dedicadas a los templarios, escritas por masones. En la mismísima catedral de Toledo, en uno de los muros exteriores, se pueden ver muchos de éstos signos.
La cruz de las 8 beatitudes, fue quizá una de las más importantes usadas por el Temple, ya que tuvo muchos usos, además de ser el origen de éste alfabeto secreto. Inscrita ésta cruz en un polígono, forma un octógono, base de muchas capillas y ermitas templarias con plantas octogonales.
Los Templarios eran poseedores de secretos conocimientos, incluso se dice que llegaron a crear un calendario propio, muy poco usado, por cierto y del que poco se sabe. En éste calendario, el año 1 era el 1118, año de la fundación de la Orden.
Muchos son los signos y marcas que han llegado a nuestros días y grande el legado que nos dejaron. Solo hay que saber entenderlo y descifrarlo. Las piedras nos siguen hablando a lo largo de los siglos y a través ellas mucho podemos aprender.
Creo que fue Probst-Birabén, en "Los misterios de los templarios" (Dédalo, 1976) quien dio a conocer los datos y que fue incluso el que descifró tales triangulaciones que escondían letras . Allí decía que Charles Maillart de Chambure había encontrado tres manuscritos del siglo XIII que demostraban tal cuestión.
En el juicio contra el Temple no aparece ninguna acusación o citación al respecto: ¿quizás porque los inquisidores lo ignoraban o quizás porque lo conocían y veían en él un sistema criptográfico inocente al ser usual entre instituciones emplear claves alfabéticas para mensajes mercantiles, militares, etc..?
Según mis apuntes (que ignoro ahora de donde los tomé), tres manuscritos de la regla oficial del Temple parecen avalar la veracidad de la criptografía de la Cruz de las Ocho Beatitudes. Uno se encuentra en Roma y se conoce como Corsini; otro en Dijon y un tercero en la Biblioteca Nacional de París. En tales manuscritos aparecen algunos de los signos señalados por Probst Biraben.
René Guénon tenía, por su parte, su propia opinión al respecto, y la podemos leer en una de sus recensiones bibliográficas de "Estudios sobre la Francmasonería y el Compañerazgo", concretamente la referida al artículo de Probst Biraben "Los Templarios y su alfabeto secreto" (1 de agosto de 1939):
"Nos parece bastante dudosa la autenticidad del "alfabeto secreto". Parece que nadie vio realmente los antiguos manuscritos que lo contendrían, y toda esta historia no reposa en suma más que en los asertos del abad Gregorio y de Maillard de Chambure. Por otro lado no entendemos como puede considerarse "más serio" el segundo que el primero, ya que si el abate Gregoire recibió información de parte de los "Neo-templarios", Maillard de Chambure fue miembro de ellos: la "fuente" es por tanto la misma, y seguramente muy poco digna de fe. Además, la cruz, complicada en su forma, que sirve de "llave" para el alfabeto en cuestión es justamente la de los "Neo-templarios", que no parece sin embargo haber sido usada nunca por los verdaderos. Hay aún un detalle muy sospechoso: es la "U" distinta de la "V", distinción totalmente desconocida en el Medioevo, y nos sorprende que los autores no lo hayan percibido, mientras sin embargo se inquietaron por la "W" que después de todo podría haber sido justificada más fácilmente.
Bajo tales considerandos, cabe preguntarse qué utilidad tiene dedicarse a hipotéticas "especulaciones" sobre el simbolismo de ese alfabeto, que a todas luces no tiene más valor que la colección de "reliquias" de Fabré-Palaprat. Además, lo más probable es que, siendo una invención moderna, las irregularidades en el orden de formación de las letras nada tengan de esotérico, sino que su única razón de ser es la de complicar su desciframiento. En todo caso por lo que hace al sentido de rotación, donde quiere verse "una influencia oriental muy marcada", lo cierto es que desafortunadamente si se trata del Oriente islámico, la rotación debería ser justamente la contraria.
Considerado de otra manera, es un hecho singular que los autores parecen esforzarse por reducir todo el misterio de la Orden del Templo a una cuestión de operaciones financieras, lo que sería muy poco esotérico": ¿acaso no llegan a afirmar en el siguiente artículo que "el verdadero ídolo de los Templarios fue el poder financiero internacional?
Hay que destacar también un par de inexactitudes históricas: Jacques de Molay no murió en 1312 sino en 1314, y jamás hubo una decisión papal que suprimiera la Orden del Temple, sino que fue suspendida "provisionalmente" por el Concilio de Viena".
Hasta aquí las reflexiones de Guénon.
Por lo que a mí respecta, la opinión de Guénon es la que considero más acertada. Ello no quiere decir que el Temple no tuviera alfabetos secretos... Seguro que los tuvo, e incluso tal vez uno de ellos tuviera como marco-madre la Cruz de las Ocho Beatitudes, como acontece con otros marcos-madres gliptográficos utilizados por cofrafías de constructores, aunque creemos que el "secreto" de dicha Cruz de las Ocho Beatitutes se encuentra en otro ámbito (ligado al Ocho, obviamente, y el esoterismo islámico lo aclara en gran parte). En cuanto a que las señales de Probst Biraben que descifró (triángulos, polígonos con o sin punto, ángulos...) aparecen en recintos templarios, es factible que algunas de ellas (especialmente los ángulos) estén en algunos, pero yo particularmente no los he visto en los más de un centenar de signos de recintos templarios recopilados por Rafael Alarcón y los que he conocido en San Bartolomé de Ucero (donde sí halle una cruz de Ocho Beatitutes en un capitel).
La criptografía es tan vieja como lo es la guerra... Y ha sido usada por las civilizaciones de Oriente Medio desde hace siglos, milenios incluso. No es nada extraordinaria.
Tampoco es necesario signos tan esquemáticos y lineales como los de Probst-Biraben, pues el lenguaje simbólico de la alquimia, por ejemplo, emplea términos más que usuales (metales, plantas, planetas, elementos químicos, agrícolas...) para expresar un Opus esotérico...
Por otro lado, conviene recordar que una de las posibles explicaciones al enigmático Baphomet podría estar en la respuesta dada por Hugh Schonfield, tal y como recojo en "Guía Templaria Soriana y el enigma del río Lobos" (pág 153): "Muy a tener en cuenta es, igualmente, la investigación desarrollada por Hugh Schonfield sobre el sistema de codificación templario, y que ha demostrado que utilizaban el denominado como "Cifrado Atbash", el mismo código encriptado utilizado precisamente mil años antes por algunos autores de los Manuscritos del Mar Muerto. Pues bien, Schonflield, partiendo de este Cifrado Atbash ha descifrado posiblemente el enigma de la palabra Baphomet puesto que la traducción da la palabra griega Sophia, Sabiduría".
Que el Temple, en su estancia en Tierra Santa, pudiera haber conocido algunos manuscritos similares a los del Mar Muerto no es improbable, como tampoco que accediera al conocimiento de dicho código Atbash