En este apartado expondré algunas directrices para realizar tratamientos de segundo grado.
a) En contacto físico. Al tener la iniciación y poder de los símbolos, nuestros tratamientos físicos aumentan en su efecto y beneficios. Es aconsejable que comencemos por sensibilizar el cuerpo energético del receptor mediante el Honshazeshonen, a una cierta distancia. De esta manera programamos su cuerpo mente a la recepción potenciada del tratamiento. Luego aplicamos las manos al estilo Reiki-I, con la especialidad de proyectar determinados símbolos a las áreas que nos los reclamen. Estos pueden ser purificante y drenarte (Seiheki) o estimulante y reforzarte (Chokurei), entre otras muchas funciones. Los símbolos se introducen en el receptor mediante mudras (gestos que trazan la forma en el aire), por contacto de la mano, en la que hemos "impreso" psíquicamente el símbolo. Así mismo, podemos mentalizar o verbalizar el sonido de los símbolos, tres veces, al proyectarlos en la persona. Al terminar la sesión, los últimos pases incluirán el Chokurei como símbolo sellador del tratamiento, que se enviara a distancia, junto con el programador Honshazeshonen al campo energético del receptor.
b) A distancia. Los procedimientos son semejantes a los dados en el contacto físico, pero en este caso tomaremos un testigo del receptor como vehículo del tratamiento. En primer lugar y en el momento en que hacemos nuestra llamada de refugio a la Luz/Reiki y a los Guías Espirituales, es cuando nos ponemos en contacto con la Presencia Yo Soy del receptor, su propio ser espiritual, para comunicarle nuestra intención de generar un vínculo más poderoso entre la Luz y su estructura humana. Así, le pedimos a la Consciencia divina que tome el cargo de guiar y aprovechar nuestro acto de sanación para con esa persona.
Podemos decir: "A los efectos de mi sesión de Reiki, ahora eres ...(el nombre)". Luego le tratamos normalmente. No olvidar que al finalizar la sesión la persona volverá a su estado desvinculado de la persona tratada, pues la programación la habremos hecho válida sólo para el tiempo que dure el tratamiento.
Visualizamos al sujeto viviente que recibe el tratamiento a distancia. La clave está en esta consciencia mental de transmisión a distancia que se abre con el Honshazeshonen. Los tiempos de aplicación del Reiki simbólico son más cortos que los del Reiki físico, pues la mente alcanza los planos sutiles con mayor inmediatez. Diez minutos puede ser una buena medida para un tratamiento personal, correspondiente a cuarenta y cinco minutos de tratamiento manual sin símbolos; aunque no se puede comparar el valor añadido que son los símbolos y la mentalización, para con los diversos niveles de existencia del receptor.
c) Por medio de otra persona. Otra manera de ofrecer Reiki a distancia es con la ayuda de un voluntario que se prestará de testigo (vehículo o canal) para transferir nuestro tratamiento al receptor ausente físicamente.
La persona que hace de vehículo debe estar de acuerdo en recibir Reiki como vía hacia otro ser humano. Por supuesto que el Reiki es inteligente y "viajara" hasta el receptor distante, con el regalo añadido de beneficiar al intermediario. Para facilitar la sesión a distancia, programamos al mediador como la representación vibracional del receptor. Envolvemos el aura del testigo con el Honshazeshonen, y en sus tres centros principales (cerebro, corazón, ombligo) proyectamos la imagen mental del receptor sobre el cuerpo-canal, y pronunciamos tres veces su nombre.
Entonces podemos iniciar el tratamiento, como si fuera la propia persona ausente. Al terminar, desprogramamos el cuerpo del canal, disolviendo en luz blanca la imagen mental del receptor distante que habíamos superpuesto al cuerpo-canal, y pronunciando el nombre del intermediario físico tres veces. La persona que se presta como canal, también está recibiendo Reiki, aunque este vaya a tener efectos muy distintos que los que tendrá sobre el receptor distante.
Participar como mediador en un tratamiento distante es una ocasión para generar aún más mérito y atraer los buenos auspicios sobre la propia aura/persona.
Otros tratamientos a distancia pueden realizarse sin soporte físico, con la mera visualización del sujeto rodeado por símbolos Honshazeshonen, y sobre el cuerpo, en el que proyectamos los demás símbolos que sean precisos. Mantener esta actividad mental es más difícil que hacer el tratamiento mediante un soporte o testigo, por lo tanto es menos aconsejable como único recurso para practicantes con poca experiencia en meditaciones. A este respecto, es muy beneficioso familiarizarse o acumular las prácticas de las deidades tántricas, las cuales incluyen imágenes y mantras, y que por sí solas son tratamientos muy completos y poderosos que provienen de los maestros budistas.
De hecho el Reiki es un derivado de estos sistemas de meditación, como lo es el Taichi/Chi-Kung, como interiorización en movimiento y concentración psico-corporal dinámica.
Paola Wlack
Luz en tu Camino