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jueves, julio 28, 2011

La obra eterna del mundo


Y las estaciones van pasando
Y los ponis pintados suben y bajan
Somos cautivos del carrusel del tiempo
No podemos volver, sólo podemos mirar atrás
De donde veníamos
Y giramos, giramos, giramos
Al son del juego del círculo

Joni Mitchell, The Circle Game (El juego del círculo)

La eternidad: el tiempo como ciclo

Es difícil comprender la eternidad desde la perspectiva intelectual: no hay principio ni final. El “por qué” es discutible cuando no un hay punto de partida. Si miro un círculo o una rueda, es imposible encontrar el principio o el final. ¿Acaso puede esta imagen ayudarme a comprender la eternidad?
Cuando miro la naturaleza a mi alrededor, veo círculos interminables por todas partes, en la luna creciente y en la luna menguante; en el cambio gradual de las estaciones; en la medida del tiempo delante de un reloj. En la naturaleza, nada sigue una línea recta. ¿Por qué debería ser una excepción el ser humano?

El ciclo de la obra del mundo

La obra del mundo es una historia de almas humanas, su ascenso y caída, victoria y derrota, felicidad y sufrimiento, sabiduría e ignorancia, libertad y cautiverio. Es la historia de la obra de las fuerzas del bien y del mal y de las distintas etapas por las que pasan las almas humanas en cinco épocas (actos). Es la historia de la humanidad en su espectacular viaje a través del ciclo de la eternidad. Es la mayor historia jamás contada... ¡Y a todos nos gusta oír una buena historia!

Los cinco actos de la obra del mundo

Acto I - La Edad de Oro

El acto primero empieza con la escena matinal de una edad dorada. Cada persona expresa la divinidad de la pureza, la paz, la felicidad, el amor y la verdad con absoluta armonía interior. Sus acciones e interacciones de amor son los hilos que tejen la estructura de la sociedad. Son los seres divinos cuyo respeto por la naturaleza es tal que la tierra los ha colmado de abundancia. La vida familiar es enriquecedora porque las relaciones se basan en la sinceridad y la confianza mutuas. La actitud y el comportamiento de todos son desinteresados y colaboradores. La integridad del alma se expresa con su sabiduría natural y su realización espiritual. Es el paraíso.

Acto II - La Edad de Plata

El acto segundo prosigue con una escena de la tarde en la que se produce un declive muy gradual. Los actores, cuya presencia ha aumentado de forma significativa, no lo perciben. A pesar de que todavía irradian amor y paz, a pesar de que la naturaleza todavía resplandece de color y belleza, la frescura original que caracterizaba a la mañana ha desaparecido. Los actores están prestando más atención a la forma y función externas y menos a las realidades internas; las experiencias de los sentidos dejan impresiones en el alma. La integridad empieza a dar paso a la influencia. Los recursos materiales se distribuyen un poco más con objeto de adaptarse a la demanda creciente. Pese a que no hay negatividad ni tristeza y que todos son expertos en el arte de la vida, la calidad de todo es ligeramente menor.

Acto III - La Edad de Cobre

El cambio del acto segundo al acto tercero al caer la noche es drástico. Se caracteriza por un extraordinario cambio en la conciencia que va de la conciencia del ser al olvido de uno mismo. Este olvido del verdadero yo espiritual crea una dualidad en la mente de los actores. Aparecen en la obra las primeras huellas de conflicto interno y de luchas externas. Esta caída de la gracia de la conciencia del alma a la ilusión de la conciencia corporal lleva consigo la pérdida del dominio. Los seres humanos se mueven impulsados por la búsqueda del poder y las posesiones para compensar un vacío interior creciente. Incluso cuando buscan la verdad perdida y la iluminación se dejan engañar pensando que la acumulación de posesiones materiales les aportará seguridad y paz mental.

Acto IV - La Edad de Hierro

El acto cuarto se abre con el escenario del mundo en total oscuridad, falsedad y desesperación. Se ha producido un declive extremo de los valores morales, éticos y espirituales. Los seres humanos están encadenados a las prácticas y hábitos inmorales. La tristeza y el malestar que se han extendido se han convertido en la norma de la experiencia humana. El mundo se divide en varios grupos, muchos de los cuales se oponen entre sí en juegos de poder condicionados por el propio interés y la conveniencia. La familia humana está en una situación límite. A medida que avanza la noche, la población estalla a un ritmo cada vez mayor hasta que los recursos del planeta alcanzan sus límites.

Acto V - La Edad del Diamante

El acto quinto consiste solamente en una escena en la que el Director de la obra se convierte en un Actor protagonista. Aparece silenciosamente en una esquina del escenario y empieza a desvelar las verdades inherentes a la historia de la vida humana: la verdad de la inmortalidad del alma, su relación verdadera y eterna con Dios y el camino verdadero hacia la elevación, la plenitud y la realización. Estas palabras de verdad remueven en los actores recuerdos intensos de su largo y lejano pasado; se produce un despertar. Desde el amanecer pueden observar de nuevo el carrusel de la vida en su totalidad –de la divinidad a la dualidad, del oro al hierro– cada alma se fusiona con el ritmo eterno de cada momento hasta que traza un círculo completo. Con los corazones llenos de amor por Dios y con la verdad de nuevo impregnando su ser, los actores deshacen su camino bailando hasta salir del escenario, unidos en su visión de la mañana dorada que se aproxima. La oscuridad de la noche lentamente se ilumina ante el amanecer de un nuevo día. A medida que baja el telón en el acto quinto, se vuelve a levantar para marcar el inicio del acto primero. La humanidad ha trazado el círculo entero: el anterior viaje de la vida ha llegado a su fin; empieza un mundo nuevo.
¿Os suena el guión de esta obra? ¿Habéis experimentado alguna vez un déjà vu, es decir, el sentimiento de haber estado aquí antes? ¿Y si la historia fuera verdad, que con el tiempo realmente habéis regresado a este lugar otra vez?