Alterna entre lo solitario y lo social.
Ya sea solo o con otros, mantén la serenidad.
Algunas personas sostienen que el Tao sólo puede ser conocido a través de un amargo ascetismo. Otros prefieren las congregaciones masivas. Pero quienes siguen el Tao no son ni demasiado solitarios ni demasiado gregarios. Tienen tiempos de privacidad con regularidad. E igualmente disfrutan el estar con otros. La privacidad es buena. Pero una vida demasiado monástica puede llevar a la infelicidad, al engaño e incluso a la demencia. Del mismo modo, las relaciones son buenas. Pero demasiadas relaciones sociales pueden llevar a la conformidad, al conflicto y al estrés. Por lo tanto, el camino del Tao busca maximizar lo bueno y minimizar lo malo.
Deberíamos tener regularmente momentos para estar solo, meditar solo, incluso dormir solo. Esto nos da claridad. Entonces podemos llevar ese entendimiento a nuestras relaciones. Las amistades serán todas más maravillosas. Una vez que entendemos la moderación, nos movemos entre lo solitario y lo social sin cometer errores.