De verdad os aseguro, si tenéis la fe del tamaño de un grano de mostaza, diréis a esta montaña: trasládate de aquí para allá, y se trasladará. Y nada habrá imposible para vosotros. Lo dijo Jesús de Nazaret mientras realizaba una de sus tantas curaciones milagrosas.
También afirmó: El que crea en Mí realizará las obras que Yo hago. Y aún las hará más grandes. Y había ordenado a sus apóstoles curar a los enfermas.
Las curaciones de fe a través de la imposición de manos uno de los métodos preferidos por Jesús ha sido materia de estudio y profundo análisis en diferentes civilizaciones a lo largo de la historia de la Humanidad.
Uno de los primeros dardos que lanzaron los detractores de este método curativo, fue que depende mucho de la sugestión. Para contestarles, Daniel Benor, un estudioso de la sanación espiritual que ha revisado más de 130 trabajos sobre el tema, constató la capacidad de algunas personas para inhibir el crecimiento de hongos, simplemente concentrándose en ello durante algunos minutos. Otros experimentos revisados por él, demuestran que la imposición de manos puede alterar drásticamente procesos como el crecimiento de cultivos de células cancerosas, el desarrollo de semillas germinadas, o la recuperación de tejidos dañados en ratones de laboratorio.