Cuando el espíritu y la conciencia están completamente desarrollados y despiertos, sin ningún obstáculo, se consigue el estado de espíritu de Buda, aquello a lo que llamamos Iluminación. Es también una cualidad mental.
Nuestros auténticos enemigos son las emociones humanas como el odio, los celos y el orgullo, que son los verdaderos destructores de nuestro futuro y nuestra felicidad.
Habitualmente, según las enseñanzas budistas, no hay que hacer frente a las consecuencias de un acto que uno no haya cometido. Por el contrario, una vez que hayamos cometido uno, el resultado no se perderá jamás, y tendremos que experimentar los efectos tarde o temprano.
Por qué venimos al mundo?
Sobrevivimos en la espera y la esperanza de la felicidad.