Una de las posibilidades ofrecidas por el Reiki II es la de enviar energía hacia el pasado, presente y futuro.
Si bien es fácil de comprender por qué se haría para el presente y el futuro, se puede plantear la pregunta “¿para qué sirve interesarse en el pasado, si el pasado, pasado está?”El principio es simple y relativamente conocido: las experiencias del pasado todavía ejercen su influencia en el presente y las experiencias actuales – moldeadas en el pasado – tienen una influencia importante sobre el futuro.
Enviando Reiki al pasado, no intentamos ni borrarlo ni olvidarlo; sería imposible e inútil. La finalidad es “trabajar” sobre la carga emocional de los acontecimientos pasados que es la que nos está haciendo daño – y no el suceso en sí- y la que nos impide ver y obrar correctamente hoy en día.
Cuando el sufrimiento con relación a estas experiencias se acaba, estamos en condición de aceptarlas más fácilmente y, tal vez, de comprender qué se puede hacer (o no hacer) para que no se vuelva a repetir el mismo tipo de experiencia. De esta manera, nuestro pasado no sólo deja de perturbarnos, sino que se convierte en una fuente de enseñanza.
Existen diferentes maneras de mandar Reiki hacia el pasado, y claro, todas son válidas. Nosotros os proponemos una manera que se ha comprobado que es muy eficaz y “dulce”. Pero hay un problema: se alarga durante un año o más dependiendo de la edad de cada uno.
Un último comentario: se considera que comenzamos a acumular experiencias (no siempre positivas) ya durante el periodo intra-uterino. Incluso hay quienes afirman(sin poder aportar pruebas científicas, al menos por el momento) que empezamos este proceso con anterioridad, es decir, durante los 9 meses precedentes a nuestra concepción. Y aunque esta teoría pueda parecer extraña, ¿Por qué no? ¡Hay tal cantidad de cosas que todavía no comprendemos pero que aceptamos como válidas! De todas maneras, lo peor que nos puede pasar si aceptamos esta idea, es perder una semana, nada más.
Procedimiento:
Vamos a enviar el Reiki a nosotros mismos dividiendo nuestra vida en diversos periodos. A cada periodo le dedicaremos cuatro días, por ejemplo de lunes a jueves y de viernes a domingo descansamos.
Cada envío será de unos 5 – 10 minutos.
1ª semana: el destinatario es “yo mismo durante los 9 meses anteriores a mi concepción”.
2ª semana: el destinatario es “yo mismo en el momento de mi concepción”.
3ª semana: el destinatario es “yo mismo durante el embarazo de mi madre”.
4ª semana: el destinatario es “yo mismo en el momento de mi nacimiento”.
5ª semana: el destinatario es “yo mismo de los 0 a los 6 meses”.
6ª semana: el destinatario es “yo mismo de los 6 a los 12 meses”.
7ª semana: el destinatario es “yo mismo de los 12 a los 18 meses”.
… y así seguimos, por periodos de seis meses, hasta los 7 años.
A partir de aquí, se puede enviar por periodos de 1 año: “yo mismo de 7 a 8 años”; “yo mismo de 8 a 9 años”; “yo mismo de 9 a 10 años”, etc., continuando hasta el momento presente.
Por lo tanto, si tenemos 40 años, recorreremos nuestra vida en 51 semanas. Esto puede parecer largo, es verdad, pero el resultado merece verdaderamente la pena.
Si has tenido un periodo especialmente difícil, puedes dedicarle más de una semana. O, si lo prefieres, puedes continuar con la progresión periodo por periodo, y en paralelo, tratar un periodo específico (o un suceso) durante varias semanas.
Si conoces la utilización del cristal de cuarzo (o de la red de cristales) en los tratamientos a distancia, naturalmente, puedes utilizarlos.