Noche
En el vasto océano de la noche,
Se alinean el sol, la luna y la tierra,
Sacando a la tierra de su redondez
Y haciendo rugir las mareas.
Tal es el poder de la noche.
Noche. Tú eres la madre de todo. Tú exististe antes que todo. Tú eres el escenario, la tela, el soporte completo del universo.
En ti el misterio es abstruso, más oscuro que las aguas más profundas, más negro que el sueño de los sueños. Eres una fertilidad inconcebible, un reino salvaje e incontrolable del cual brotan la rareza, el poder, la creatividad y la mutación. El milagro del nacimiento viene de ti. Y el horror de la muerte. Esa es la razón de que tanto nos confortes como nos asustes.
En el vasto océano de la noche,
Se alinean el sol, la luna y la tierra,
Sacando a la tierra de su redondez
Y haciendo rugir las mareas.
Tal es el poder de la noche.
Noche. Tú eres la madre de todo. Tú exististe antes que todo. Tú eres el escenario, la tela, el soporte completo del universo.
En ti el misterio es abstruso, más oscuro que las aguas más profundas, más negro que el sueño de los sueños. Eres una fertilidad inconcebible, un reino salvaje e incontrolable del cual brotan la rareza, el poder, la creatividad y la mutación. El milagro del nacimiento viene de ti. Y el horror de la muerte. Esa es la razón de que tanto nos confortes como nos asustes.
Mañana
Mañana.
Nuevo día.
La alegría del nacimiento.
Todo lo que necesitamos es la mañana. Mientras haya amanecer, existe la posibilidad de que podamos enfrentar todas nuestras desgracias, celebrar todas nuestras bendiciones, y vivir todos nuestros esfuerzos como seres humanos. La espiritualidad es algo que se ha vuelto necesario en estos tiempos problemáticos. Sin embargo es inherentemente superflua. La necesitamos para recordarnos a nosotros mismos, para reafirmarnos, para integrarnos, para realizarnos. Si simplemente pudiésemos reconocer el misterio de la noche y la gloria de la mañana, no necesitaríamos ni civilización ni espiritualidad.
Mañana.
Nuevo día.
La alegría del nacimiento.
Todo lo que necesitamos es la mañana. Mientras haya amanecer, existe la posibilidad de que podamos enfrentar todas nuestras desgracias, celebrar todas nuestras bendiciones, y vivir todos nuestros esfuerzos como seres humanos. La espiritualidad es algo que se ha vuelto necesario en estos tiempos problemáticos. Sin embargo es inherentemente superflua. La necesitamos para recordarnos a nosotros mismos, para reafirmarnos, para integrarnos, para realizarnos. Si simplemente pudiésemos reconocer el misterio de la noche y la gloria de la mañana, no necesitaríamos ni civilización ni espiritualidad.
Continuación
Al terminar viene la realización.
Con la realización viene la liberación.
La liberación te permite continuar.
Ni siquiera la muerte es un verdadero final.
La vida es infinita continuación.
Siempre termina lo que comiences. Sólo eso es ya suficiente disciplina y sabiduría. Si puedes seguir esa regla, serás superior a la mayoría de las personas.
Cuando llegues al final de un ciclo, uno nuevo comenzará. Podrías decir que la conclusión realmente comienza en alguna parte hacia la mitad de un ciclo y que los nuevos comienzos son engendrados por acciones previas.
Con la realización viene la liberación.
La liberación te permite continuar.
Ni siquiera la muerte es un verdadero final.
La vida es infinita continuación.
Siempre termina lo que comiences. Sólo eso es ya suficiente disciplina y sabiduría. Si puedes seguir esa regla, serás superior a la mayoría de las personas.
Cuando llegues al final de un ciclo, uno nuevo comenzará. Podrías decir que la conclusión realmente comienza en alguna parte hacia la mitad de un ciclo y que los nuevos comienzos son engendrados por acciones previas.
Comienzo
Este es el momento de embarcarse.
Todos los signos auspiciosos están en su lugar.
Al comienzo, todas las cosas son esperanzadoras. Nos preparamos para comenzar de nuevo. Aunque nuestra atención pueda estar en el magnífico viaje que se avecina, todo está contenido en ese primer momento: nuestro optimismo, nuestra fe, nuestra resolución, nuestra inocencia.
Este es el momento de embarcarse.
Todos los signos auspiciosos están en su lugar.
Al comienzo, todas las cosas son esperanzadoras. Nos preparamos para comenzar de nuevo. Aunque nuestra atención pueda estar en el magnífico viaje que se avecina, todo está contenido en ese primer momento: nuestro optimismo, nuestra fe, nuestra resolución, nuestra inocencia.
Ablución
Lavarse al amanecer:
Enjuaga los sueños.
Protege los dioses adentro,
Y clarifica el espíritu interior.
La purificación comienza toda práctica. Primero viene la limpieza del cuerpo –no para negar el cuerpo, sino para que sea refinado. Una vez limpio, puede ayudarnos a sentir lo divino.
Lavarse al amanecer:
Enjuaga los sueños.
Protege los dioses adentro,
Y clarifica el espíritu interior.
La purificación comienza toda práctica. Primero viene la limpieza del cuerpo –no para negar el cuerpo, sino para que sea refinado. Una vez limpio, puede ayudarnos a sentir lo divino.
Devoción
Enderezar lo torcido,
Hacer fluir lo recto.
Reunir agua, fuego y luz.
Traer el mundo a un solo punto.
Si tenemos devoción –fe total y dedicación a nuestro sendero espiritual- nuestra determinación naturalmente construirá momentum. Se nos presentarán menos y menos obstáculos. Nuestro sendero se vuelve como uno torcido hecho recto. No importa qué trate de alejarnos de nuestro propósito, no seremos desalentados.
Enderezar lo torcido,
Hacer fluir lo recto.
Reunir agua, fuego y luz.
Traer el mundo a un solo punto.
Si tenemos devoción –fe total y dedicación a nuestro sendero espiritual- nuestra determinación naturalmente construirá momentum. Se nos presentarán menos y menos obstáculos. Nuestro sendero se vuelve como uno torcido hecho recto. No importa qué trate de alejarnos de nuestro propósito, no seremos desalentados.