En nuestro mundo, manejado casi exclusivamente por la palabra, la seca racionalidad nos hace sufrir. Para lograr un poco de felicidad, debemos endulzar la realidad con nuestra intuición.
Considero útil enumerar algunas leyes mágicas:
1.- “El mundo es lo que pensamos que es. No vivimos en la realidad sino en el concepto que tenemos de la realidad.”
El miércoles pasado, en mis lecturas gratuitas del Tarot, una muchacha me dijo que estaba poseída por un brujo. No le discutí, no me burlé de ella, no la traté de loca, sino que le respondí: “Cierto, estás poseída. Veamos cómo te puedo ayudar.”. Debemos aceptar a la persona en el mundo que ella concibe y proyecta. Nunca niego lo que me dice el consultante, acepto su mundo. “Nadie me ama”- “Sí, nadie te ama, pero veamos que hacemos para que se te amen”… “Soy un incapaz”- “Sí, eres incapaz, vamos a ver cómo puedes desarrollar tus capacidades”.Basta una acción en el mundo, para que el mundo comience a cambiar y ayudarte a hacer lo que deseas. Si quieres triunfar, el mundo te ayudará a triunfar. Si quieres fracasar, el mundo te ayudará a fracasar.Vivimos la realidad como si fuera un sueño. Podemos hacer de ella una pesadilla, un ensueño agradable o un sueño lúcido.Si estás cesante, piensa: “¿Por qué sueño que nadie me quiere dar un trabajo?” Si te roban algo, por ejemplo la cartera, pregúntate: “¿Por qué soñé que me robaron la cartera?”, y encontrarás la respuesta de por qué provocaste eso. De todo lo que nos sucede, en alguna forma, mayor o menor, somos cómplices.Un ciego, que marcha por un desierto inmenso, exclama con alegría: “¡Qué hermosa playa!”
2.- “Todos los sistemas son arbitrarios”.
No hay un sólo sistema que sea totalmente justo. En un universo infinito, todo orden es artificial. Ningún pensamiento puede tener una estructura inamovible. Pero tú puedes utilizar verdades útiles, duraderas por un tiempo limitado, al cabo del cual las debes substituir por otras, ya que las anteriores han caducado. Quien se aferra tercamente a sus ideas, pierde la alegría de vivir.La verdad es aquella que decides que en un momento dado es la verdad, es decir la que es útil para ti, para los otros y para el planeta. Como los sistemas son arbitrarios, puedes en todo momento cambiar tus leyes, tus creencias, tus contratos emocionales. Cuando las ideas ya no nos sirven, las eliminamos. Para hacer progresar al mundo, debes despertar a tu mente sin atarla en parte alguna.En un universo sin límites, ¿qué puedes hacer? Puedes crear límites útiles.Un ciego que está en medio de un desierto plano, llora porque no encuentra límites que lo puedan guiar.Créate límites que te permitan subsistir, pero no te hagas esclavo de ellos.
3.- “Todo está conectado con todo”.
Lo que haces aquí provoca ecos allá. Invisibles lazos nos unen a todas las cosas de este planeta y del Cosmos. Todo lo que sucede en el mundo te afecta a ti. No hay una sola persona, del presente del pasado o del futuro, con la que no estés relacionado. Lo que das o haces a los otros, te lo das o haces a ti mismo.
Sin embargo, para poder vivir tu propia vida, te es necesario crear un “jardín secreto”. Si no lo haces así, te invaden tus parientes, tus amigos, tu jefe, cualquier intruso, abusador o ego carismático. Lleno de esos personajes, dejas de ser ti mismo. Cuando en amor persigues la simbiosis total, cometes un error. La soledad interior es absolutamente necesaria. Debes aprender a defenderte psíquica y materialmente para no ser invadido. No es egoísmo sino supervivencia. Tienes que tener algo que sea solamente tuyo, aunque, para comenzar, sólo sea un objeto pequeño, un rincón, un animal, una planta.Conocí un curandero mexicano, Carlos Said, que antes de sanar a sus pacientes con ritos, fumigaciones y hierbas, le ponía en el cuello una gruesa cuerda con nudo corredizo diciéndole: “Este lazo te indica que esta enfermedad es tuya y no mía. No soy yo el que la va a curar, te pertenece. ¿Comprendes? Estás enfermo porque no has sabido cuidar lo tuyo”. La enfermedad es la búsqueda desesperada por tener un territorio personal.
Lo primero que tienes que hacer para dar algo a los otros, es ser capaz de dártelo a ti mismo.
Sin embargo, para poder vivir tu propia vida, te es necesario crear un “jardín secreto”. Si no lo haces así, te invaden tus parientes, tus amigos, tu jefe, cualquier intruso, abusador o ego carismático. Lleno de esos personajes, dejas de ser ti mismo. Cuando en amor persigues la simbiosis total, cometes un error. La soledad interior es absolutamente necesaria. Debes aprender a defenderte psíquica y materialmente para no ser invadido. No es egoísmo sino supervivencia. Tienes que tener algo que sea solamente tuyo, aunque, para comenzar, sólo sea un objeto pequeño, un rincón, un animal, una planta.Conocí un curandero mexicano, Carlos Said, que antes de sanar a sus pacientes con ritos, fumigaciones y hierbas, le ponía en el cuello una gruesa cuerda con nudo corredizo diciéndole: “Este lazo te indica que esta enfermedad es tuya y no mía. No soy yo el que la va a curar, te pertenece. ¿Comprendes? Estás enfermo porque no has sabido cuidar lo tuyo”. La enfermedad es la búsqueda desesperada por tener un territorio personal.
Lo primero que tienes que hacer para dar algo a los otros, es ser capaz de dártelo a ti mismo.
4. “Todo es posible”.
Por cierto, pero para que todo te sea posible es necesario que los otros crean que esto es verdad. Si quieres que una cosa sea posible, debes hacer creer a los otros que tú puedes hacerlo. Si los otros no lo creen, no lo lograrás. Tu trabajo entonces, dándote cuenta que la energía cósmica está en todas partes, consistirá en convencerte que lo que haces está bien. Reuniendo todas tus fuerzas, haciendo acopio de toda tu voluntad, cortándote de la inercia del pasado, de las numerosas repeticiones en la que se empantana tu familia, de las angustias que te provoca el futuro, te sumergirás en el presente diciéndote “Si no es ahora, ¿cuándo?; si no es aquí, ¿dónde?; si no soy yo ¿quién. Aquí ahora mismo está mi poder. Lo acepto y lo absorbo. Este presente en que vivo es el mismo presente en que viven todos los seres del universo, toda la materia cósmica. Este inmenso poder vital, está en mí, en mi cuerpo y en mi espíritu. Puedo cambiar de inmediato aquello que es un lastre, un hábito innecesario que me sumerge en el pasado, toda defensa de ser lo que en verdad soy por miedo a perder, a dejar de tener, a ser excluid@. Tomaré con todo mi poder, ahora mismo, la decisión de dejar de fumar, de depender emocionalmente de personas que reconocen mis valores, de quejarme de que nadie me ama porque tengo el corazón cerrado, de buscar jefes, de mendigar trabajos en lugar de crear mis propias actividades, etc… Este es el momento en que comienzo a respetarme… ¿Con quién vivo? ¿A quién o quiénes frecuento? ¿Me alegran la vida? Me separaré de aquellos que con sus palabras o actos me quiten la alegría de vivir. Si una “amiga” viene a verme para llenar su tiempo y hablar de ella misma durante horas, sin interesarse en mí, interrumpiré su cháchara diciéndole: “Hace un largo rato que me hablas sólo de ti, ya me has vampirizado demasiado tiempo, ¡basta!, corto contigo, vete, te retiro el saludo”.
Si no te sientes con suficiente autoridad para lograr el poder personal, haz este ejercicio:
Anticípate a dar ordenes a aquello que naturalmente va a suceder. Levántate muy temprano y antes de que salga el sol, grita hacia el horizonte: “¡Ordeno que salga el sol!”. Apenas sientas que caen unas gotas, mira hacia el cielo y di: “Ordeno que comience a llover”. Ponte en una calle transitada y ve pasar los coches diciendo: “Ordeno que los coches avancen”. Si un jefe te habla mal, piensa: “¡Ordeno que este Jefe sea desagradable!” Es así como aprenderás a creer en ti mismo.Al cabo de un tiempo, sintiéndote muy seguro, podrás decirte: “¡Me ordeno realizar bien esto! ¡La realidad puede obedecerme!”. Y la realidad te obedecerá.
5.- “Todo está vivo”.
No sólo todo está vivo, también está cambiando, ninguna forma es permanente, todo crece, se mantiene, se marchita, se transforma en otra cosa. Los objetos que nos rodean establecen, a su manera, lazos con nosotros. Estos lazos nos ayudan a crecer, a mantenernos vivos, y luego a marchitarnos en forma equilibrada para dar paso a una nueva forma de vida. Si se comportan así, son positivos, pero si insisten en permanecer sin aceptar cambios, son nefastos. Crecer y sólo crecer, tratando de nunca dejar de desarrollarse, conduce a catástrofes. Mantenerse en lo que se considera que se es, eliminado aportes nuevos y pérdidas necesarias, conduce a la petrificación. Entregarse a la destrucción sin dejar nacer lo nuevo, es nefasto.Lo más precioso que tenemos es la vida. Debemos respetarla. No sólo la nuestra, sino la vida de todo lo que continuamente nace, se mantiene un tiempo, perece… Los objetos personales debemos aprender a tratarlos con la misma delicadeza que tratamos a un niño. Los objetos innecesarios son invasores, devoran parte de nuestra energía. Los objetos que tratamos en forma distraída, con brusquedad, se vengan causándonos accidentes.Mas si los tratamos con respeto, se convierten en nuestros aliados, otorgándonos valores.La ceremonia de té japonesa, es un acto mágico basado en el respeto de los objetos y el reconocimiento de su secreta vida. El Maestro de Te, delante de unos pocos invitados, hace hervir agua y con gestos precisos, esenciales, fabrica un simple té, que por la intensa atención con que lo hace, se convierte en un elixir sagrado. En la época en que yo trabajaba con el mimo Marcel Marceau, asistí a una de estas ceremonias. Ver la belleza con que el Maestro manipuló sus cucharón de madera, su batidora de fibras para mezclar el te verde en polvo con el agua hirviente, su manera reverente de alzar la tetera, la ternura con que sostuvo la taza que me ofreció, cambiaron para siempre mi concepto de la vida. Esa misma atención respetuosa e intensa se podía percibir en los objetos que acompañanaban en ese cuarto al Maestro, una flor exquisita, un paisaje pintado con escasos y sabios trazos negros en una simple hoja de buen papel, nunca un adorno superfluo, ninguna luz hiriente, y en todo, la calma sanadora de un tiempo percibido como eterno.
Te recomiendo este ejercicio:
Recorre el lugar donde habitas. Imagina que todos los muebles y objetos están vivos, deseosos de comunicarse contigo. Con cada uno de ellos habla unas cuantas frases agradeciéndoles su ayuda y explicándoles en que te son útiles. A los objetos o muebles que te des cuentas que están demás, que te son innecesarios pídeles disculpas de forzarlos a estar viviendo en un territorio que no les corresponde y lo más pronto que puedas regálalos a quien los pueda apreciar o utilizar bien. Haz lo mismo con toda tu ropa, con tus libros, tus discos, tus útiles de cocina…
Te lo aseguro: si te desprendes de aquello que no te sirve y guardas sólo lo que te es útil, aprenderás a hacer lo mismo con las personas que te rodean y luego con tu espíritu y tu memoria. Sin objetos innecesarios, tu casa se convierte de inmediato en templo. Sin ropas ni adornos innecesarios, tu aspecto se convierte en el de una persona sagrada. Sin pensamientos, ni sentimientos, ni deseos ni recuerdos innecesarios, adquieres la salud física y mental, y conoces la alegría de vivir.
6.- “El momento de poder es ahora”
El tiempo en que podemos realizar las cosas es AHORA, ni ayer ni mañana. Aquí está la totalidad de nuestro pasado, aquí estamos nosotros por entero, todo nuestro poder está aquí.La materia es energía, y la energía es amor, un amor que tiene como finalidad la continua creación del universo. Para despertar este amor en nosotros, debemos abandonar toda veleidad de posesión. Se nos da para que demos. Si entendemos que el instante que vivimos es un estallido de amor, si entregamos nuestros latidos al mundo, si aceptamos la realidad del mismo modo que un feto acepta a su madre, tendremos el poder de tomar cualquier decisión. Si, por ejemplo, decimos con todo nuestro ser “¡Esta relación me está devorando el ama, ahora mismo la corto!” esto se produce. Si cuando tenemos un ataque de rabia nos decimos “¡Basta ya, esto no soy yo, regreso a mi Yo esencial!” nos calmamos al instante. Si decidimos “¡Voy a dar lo mejor de mí mismo al mundo!” podremos comenzar a mejorarlo.Un pez que navega en un río, aparentemente no tiene ningún poder, pero pertenece a la poderosa corriente. Su destino es el destino del torrente. Cuando el pez comprende esto, abandona toda oposición y se deja arrastrar hasta el océano. El poder consiste en realizar ahora lo que se debe realizar. Hay un proverbio turco que dice “Lo que deseas hacer esta noche, hazlo ahora en la mañana”.Desde pequeños, arrastramos miradas y juicios que nos juzgan. Miradas y juicios que se convierten en maldiciones: “Si eres como eres, nunca triunfarás en la vida”… Ahora mismo te aconsejo que escribas en un papel todo lo negativo y amenazante que te predijeron tus familiares y profesores. “No tienes oído para la música… Eres desordenado.. Tonto… Si te haces artista te morirás de hambre… Si sales con muchachos te convertirás en una puta… Fracasarás… Siendo así, nunca encontrarás a alguien que te ame…” Etcétera, etcétera.
Quema esa lista y frótate el cuerpo con sus cenizas diciendo: “Transformo las maldiciones en bendiciones. Desarrollaré todas mis posibilidades y triunfaré. Amaré y seré amado. Bendigo lo que auténticamente soy.”