La muerte es una puerta que se abre entre un aspecto de la vida y otro. Es el cese de la actividad corporal o física. Es la transición de un estado del Ser a otro. Un cambio de la forma de la consciencia a otro plano astral o existencial. El hielo se convierte en agua y ésta se convierte en vapor y en gas invisible, según su grado de vibración.
Lo mismo ocurre con la vida en los distintos planos de manifestación.
La muerte nos abre las puertas a una forma más elevada de vida.
Es sólo un cambio en la forma.
La vida fluye hasta fundirse en lo Eterno.
La muerte no es el fin de la vida sino un aspecto más de esta. Es un incidente natural en su curso. Es necesaria para nuestra evolución. No es algo opuesto a la vida, sino una fase de la misma. El fruto perece, pero su semilla está plena de vida. La semilla muere, pero un gran árbol crece a partir de ella.
El árbol perece, pero se convierte en carbón, el cual es rico en vida...
De igual modo que un hombre duerme y se despierta, así ocurre con la muerte y el nacimiento.
La muerte es como el dormir; el nacimiento es como el despertar. Una persona con discernimiento y sabiduría no ve a la muerte representada por el esqueleto que porta la guadaña para cortar el hilo de la vida, sino más bien, la ve como representada por un ángel que porta la llave de oro
para abrirle la puerta hacia una existencia mucho más amplia, plena y feliz.
Quien nace comienza a morir, quien muere, comienza a vivir.
La vida es la muerte y la muerte es la vida.
El nacimiento y la muerte son, meramente puertas de entrada y salida al escenario del mundo.
Del mismo modo que nos movemos y trasladamos de una casa a otra, el alma pasa de un cuerpo a otro para ganar experiencias. De igual modo que una persona se despoja de sus viejos adornos y se pone otros nuevos, así mismo penetra el habitante de este cuerpo, abandonando los cuerpos usados,
en otros nuevos. No temamos a la muerte puesto que somos inmortales.
La muerte llega cuando la voluntad de estar en el cuerpo físico desaparece del ser reencarnante.
Luego de alcanzarse el objetivo de la encarnación, cesa en el Ser Interior la voluntad de permanecer viviendo dentro del cuerpo humano. Un ciclo viejo llegó a su fin, y debe comenzar otro.
El va entonces a buscar nueva forma, más adecuada para sí y para el uso del Espíritu inmortal
que está en su centro profundo.
Los hindúes nos dicen: "Hombre, no temas a la muerte. Existe una morada inmortal, que es Dios.
Ese es tu propio Ser, que mora en la estancia de tu corazón.
Purifica tu corazón y medita en este Ser puro, inmortal e inmutable.
Así alcanzarás la inmortalidad".
"No puedes morir, pues no has nacido nunca. Tú eres el Ser inmortal.
El nacimiento y la muerte son dos escenas falsas en el drama irreal de la vida.
Conciernen sólo a la envoltura física,
que es un producto formado por la combinación de los cinco elementos.
Ambas ideas del nacimiento y de la muerte son mera superstición".
"Toda alma es un círculo.
La circunferencia de este círculo no se halla en ningún lugar,
pero su centro está en el cuerpo.
La muerte significa el cambio de este centro de cuerpo en cuerpo.
¿Por qué, entonces, has de temer a la muerte?".
Swami Sivananda