Prisión
Nuestra subjetividad
Es un espejado
féretro lleno de púas.
Nos rodeamos con los reflejos de nuestras propias identidades. Pensamos sólo en nosotros mismos, no en el Tao. Todo lo que nos importa es la supervivencia y la gratificación. ¿Cuando veremos que todo lo que hemos hecho es rodearnos de nuestras propias ilusiones?
No vemos el mundo como realmente es. Ignoramos el dilema de nuestra existencia. Somos como idiotas acicalados dentro de un féretro espejado. Mientras acrecentamos nuestras ilusiones, la caja se hace más pequeña. Pronto desarrolla púas -los arpones de nuestro propio egotismo- sólo que estamos tan absortos en nosotros mismos que no notamos las puntas. Estamos demasiado enamorados de nosotros mismos. Andamos con afectación, esponjamos nuestro cabello. Y nuestro ataúd sigue haciéndose más y más pequeño.
Algunos tienen éxito en salir de esta trampa, pero están tan apegados que arrastran su féretro detrás de ellos por un largo tiempo. Aquellos que arrastran sus ilusiones con ellos están sólo un paso más adelante que quienes están atrapados en ellas. Sólo cuando nos damos cuenta de nuestra verdadera naturaleza desaparece el féretro.
Nuestra subjetividad
Es un espejado
féretro lleno de púas.
Nos rodeamos con los reflejos de nuestras propias identidades. Pensamos sólo en nosotros mismos, no en el Tao. Todo lo que nos importa es la supervivencia y la gratificación. ¿Cuando veremos que todo lo que hemos hecho es rodearnos de nuestras propias ilusiones?
No vemos el mundo como realmente es. Ignoramos el dilema de nuestra existencia. Somos como idiotas acicalados dentro de un féretro espejado. Mientras acrecentamos nuestras ilusiones, la caja se hace más pequeña. Pronto desarrolla púas -los arpones de nuestro propio egotismo- sólo que estamos tan absortos en nosotros mismos que no notamos las puntas. Estamos demasiado enamorados de nosotros mismos. Andamos con afectación, esponjamos nuestro cabello. Y nuestro ataúd sigue haciéndose más y más pequeño.
Algunos tienen éxito en salir de esta trampa, pero están tan apegados que arrastran su féretro detrás de ellos por un largo tiempo. Aquellos que arrastran sus ilusiones con ellos están sólo un paso más adelante que quienes están atrapados en ellas. Sólo cuando nos damos cuenta de nuestra verdadera naturaleza desaparece el féretro.