El fuego es calor, cocción, amor, vida, purificación.
Aquietamos nuestros pensamientos, hacemos conciente este momento, nos disponemos a que sea sagrado –a darnos cuenta de que es así siempre-, tomamos aire y sentimos nuestros pulmones llenarse de aire, de Luz.
Las partículas de Luz viajan por todo nuestro cuerpo, las hacemos llegar a todos los rincones, sentimos que se vuelven ondas de Luz, y como olas alisan la arena de nuestro cuerpo… limpian… dibujan símbolos de Luz…
Buscamos en nuestra historia personal un momento de mucho Amor, de Seguridad… recordamos los detalles, el olor, el color, la textura, las personas… y lentamente vamos abstrayendo los detalles… hasta que solo nos queda el Amor.
Hacemos que ese Amor vaya descendiendo por el cuerpo, a medida que lo hace va descubriendo nuestro cuerpo que siente ese Amor. Al llegar a nuestros pies lo enviamos con fuerza hasta el Corazón de Gaia.
A medida que visualizamos como desciende, agradecemos la comida, el agua, el abrigo, el cuerpo, el viento, todo lo que vive en Gaia.
Llegamos juntos con el Amor hasta el Corazón de Gaia, Ella nos permite entrar en su Corazón… visualicen todo lo que allí hay, los Cristales, los recuerdos, las conexiones.
Permítanse estar allí.
Gaia en un momento nos regresará todo el Amor que le entregamos… prepárense para ello.
El Amor que nos regresa, nos colma, es un espiral de energía pura y maternal.
Unos segundos más estamos ahí, en el corazón de Gaia, mientras vemos que sobre nuestras cabezas se abren increíbles portales de un rojo intenso, radiante.
El Amor de Gaia nos empuja a subir por ese portal.
Es un conducto rojo, violeta, amarillo, un espiral que nos impulsa a seguir y seguir subiendo.
Vamos viendo capas de tierra, de metal, de espacio, agua, cristales, Elementales, raíces, y todo lo que nos permitamos ver.
Llegamos a un lugar en el que la energía se mezcla con una masa que sube, allí nos esperan seres amorosos y cristalinos, que nos indican pararnos. La energía, la lava, nos limpia, se desprenden implantes, sombras, escamas, parásitos, todo tipo de seres y objetos. Nos sorprende vernos transparentes, ver una serie de cristales en nuestro cuerpo que están brillantes, alineados, y que giran plenos de felicidad.
Permanecemos permitiendo que nuestros cuerpos se pacifiquen con el fuego, que se sanen.
Cuando sea el momento, verán una serie de piedras y cristales, están allí para que tomemos los que necesitamos. Obsidianas de todos los colores, arco iris, blancas, negras, verdes, azules, nevadas… todas protectoras y nos ayudan a descubrir la verdad que no nos permitimos ver, nos retiran limitaciones a nuestra vista, nos limpian. Al elegirlas se nos entregan cuarzos y amatistas.
Un nuevo empuje de Amor nos lanza al aire, vemos un Volcán a nuestros pies.
Estamos sobre la Tierra, vemos la cadena de volcanes, los que están en el Pacífico, en los Andes, en la columna del elemento tierra. Es pura energía, el canal central de la energía vital, sin ello no sería posible la vida como la conocemos.
Nos dejamos llevar por el viento mientras agradecemos e irradiamos amor, nuestro Corazón está expandido y purificado, vemos como de nosotros sale Amor, Luz, y a medida que damos más recibimos.
En los Océanos nos llaman seres amorosos, ballenas y delfines, nos invitan a unirnos al Agua, a irradiar amor. Descubrimos que nuestro cuerpo se está ondulando, un leve movimiento nos hace concientes de que estamos allí. Purificados por Gaia, por el Fuego, los cetáceos nos regalan un cristal más, que ingresa por nuestra coronilla y llega a nuestro corazón.
Una nueva luz sale de nuestro pecho.
Nos unimos a ellos y lanzamos Amor al agua, la llenamos con todo nuestro Amor.
Lentamente nos volvemos concientes de nuestra respiración.
Pedimos a todos los Seres de Luz que nos acompañaron poder mantener este canal de amor y agradecemos el permitirnos tanto, y con nuestro corazón atesoramos todos los regalos recibidos.
