El gran Camino carece de argucias. Sin argucias, no hay posesividad.
No ser posesivo significa no insistir en las cosas, no insistir en las cosas significa ser sin forma.
Lo que carece de forma es imperturbable.
Ser imperturbable significa que no hay nada que decir.
Cuando no hay nada que decir, existe la quietud, sin sonido ni forma.
Lo que no tiene sonido ni forma no puede ser visto ni oído.
A esto se le llama sutil y espiritual.
A aparentar continuamente estar presente, se le llama la raíz del cielo y la tierra.
El Camino no tiene forma ni sonido,
así los sabios lo han descrito deliberadamente como una unidad
y lo han nombrado el Camino del universo.