"El niño e incluso el adolescente son, durante años, el teatro
de conmociones, de revoluciones de toda clase, y es por ello que
su Yo divino no puede todavía desarrollarse. Pero con el tiempo,
se calman, se sosiegan y empiezan a aparecer todas sus buenas
cualidades. Antes, era imposible, las condiciones no eran buenas.
de conmociones, de revoluciones de toda clase, y es por ello que
su Yo divino no puede todavía desarrollarse. Pero con el tiempo,
se calman, se sosiegan y empiezan a aparecer todas sus buenas
cualidades. Antes, era imposible, las condiciones no eran buenas.
In the Windy Forest by McNeney, Flickr
Mirad lo que sucede en la naturaleza con la vegetación: en
ocasiones sucede que a causa de un aumento inhabitual de la
temperatura, algunas plantas crecen prematuramente. Si entonces,
por desgracia, se desencadena una tempestad o la temperatura
desciende bruscamente y hiela, estas plantas son arrancadas o
mueren de frío. Una planta no puede verdaderamente abrirse si
las condiciones no le son favorables. Y bien, es lo que se
produce también con el ser humano: mientras esté expuesto
interiormente a tempestades o a temperaturas extremas, no puede
oír la voz de la sabiduría, la voz de su Yo superior. Hay que
esperar a que las pasiones se apacigüen, en este momento todas
sus buenas cualidades tendrán las condiciones para manifestarse."
ocasiones sucede que a causa de un aumento inhabitual de la
temperatura, algunas plantas crecen prematuramente. Si entonces,
por desgracia, se desencadena una tempestad o la temperatura
desciende bruscamente y hiela, estas plantas son arrancadas o
mueren de frío. Una planta no puede verdaderamente abrirse si
las condiciones no le son favorables. Y bien, es lo que se
produce también con el ser humano: mientras esté expuesto
interiormente a tempestades o a temperaturas extremas, no puede
oír la voz de la sabiduría, la voz de su Yo superior. Hay que
esperar a que las pasiones se apacigüen, en este momento todas
sus buenas cualidades tendrán las condiciones para manifestarse."
Omraam Mikhaël Aïvanhov