Nuestra práctica debiera ser tal que las emociones molestas (hostilidad, apego ignorancia) se puedan eliminar. Nuestros espíritus deberían liberarse de esos aspectos negativos y en su lugar tendríamos que desarrollar cualidades positivas.
El budismo concierne fundamentalmente al espíritu.
Nuestras acciones físicas y verbales no juegan más que un papel secundario.
En consecuencia, la calidad o la pureza de toda práctica espiritual está determinada por la intención y la motivación del individuo.
Cuando el espíritu se ve influido por poderosos pensamientos virtuosos, ningún dato negativo puede obrar al mismo tiempo.
Si estamos motivados por pensamientos amables y felices, hasta las acciones negativas pueden generar resultados positivos
Para practicar correctamente el dharma, debemos pensar de manera racional en los numerosos efectos negativos debidos a la cólera y a los resultados positivos engendrados por la compasión.
También podríamos reflexionar igualmente sobre el hecho de que la persona que es objeto de nuestra cólera es exactamente como nosotros: sólo quiere conseguir felicidad y desembarazarse de la miseria.
En tales circunstancias, ¿Cómo podríamos justificar herir a esa persona?
Para aumentar y desarrollar nuestro sentido de la responsabilidad, deberíamos empezar por donar todas las cosas pequeñas que poseemos.
Con la práctica, esto nos conducirá a no poseer nada, ni siquiera la más pequeña aprensión o reserva en el hecho de donar nuestro propio cuerpo.
Para conseguir la felicidad y liberarme del dolor, vida tras vida, debo admitir que los tres venenos (las emociones perturbadoras del deseo, el odio y la ignorancia) son mis enemigos