Limpieza Interior
“Hijo mío, come lo que es beneficioso para tu cuerpo:
rechaza lo que es nocivo y no se lo des.
Pues el desorden no conviene a nadie y nadie aprecia el desorden.
No te atiborres de manjares exquisitos y no seas glotón.
Pues la glotonería te hará caer enfermo
y una avidez insaciable te causará tormento.
Muchos han muerto por su voracidad:
pero el que come con sobriedad vivirá más tiempo.
El Señor hace crecer de la tierra los remedios,
y quien use su razón no los desdeñará.”
Antigua máxima tradicional
—
Nuestro estilo de vida nos expone permanentemente a un exceso de toxinas físicas y emocionales y, particularmente, los excesos alimentarios son muy difíciles de evitar en la intensa vida social que tenemos que sobrellevar muchas veces; por otra parte, por el simple hecho de vivir en ambientes desvitalizados y ciudades polucionadas, nuestro cuerpo recibe un exceso de sustancias extrañas que deben ser eliminadas para que no dañen nuestros tejidos.
Independientemente del estilo de vida que hayamos elegido, es vital que aprendamos diversas técnicas de desintoxicación y las llevemos a la práctica con frecuencia; este es el camino que nos garantizará una salud física, mental y espiritual a largo plazo.
Es importante comprender que, detrás de nuestra aparente buena salud, puede esconderse un estado de intoxicación importante; hemos aprendido a vivir con nuestros pequeños achaques (dolor de cabeza, cansancio crónico, problemas de piel, falta de concentración, inmunidad deficiente, estreñimiento), considerándolos como una parte normal de la vida. Podemos decir que son una característica propia del actual estilo de vida, pero es inaceptable pensar que esta pesada carga de pequeñas y grandes dolencias es inherente a la vida humana; vivimos en una sociedad enferma y eso se refleja en nuestro estado de bienestar.
Pero como no podemos parar el mundo, y mucho menos bajarnos de él, debemos aprender técnicas que nos ayuden a sobrellevar esta situación de la mejor manera posible; si bien, hay sectores cada vez más amplios que toman conciencia de la importancia del comportamiento ecológico en todo sentido (sí, a veces nos hacemos llamar ecologistas y nuestro cuerpo es un verdadero cubo de basura), las cosas van a empeorar antes que mejoren y es importante estar prevenidos.
Como habitualmente no nos dedicamos a buscar las causas de nuestros dolores y molestias, y simplemente recurrimos a un analgésico que las alivie, vamos distanciando nuestra sensibilidad de percibir las razones de los mismos; con esta actitud, seguimos tirando con toda nuestra toxemia y vicios a cuestas mientras que la verdadera enfermedad se va acumulando en nuestro cuerpo, hasta que inevitablemente terminamos padeciendo una de las tantas enfermedades degenerativas incurables que están a la órden del día. La peor de las enfermedades es la escoria que acumulamos en nuestro organismo, la cual actúa igual que un basurero nuclear que amenaza el equilibrio ecológico de la tierra.
Ya decía la Dra. Catherine Kousmine que los tumores actuaban como “cubo de basura” de nuestro organismo, y en algún sentido nos salvaban la vida; es decir, cuando nuestro cuerpo se encuentra con una gran cantidad de residuos que ya no puede eliminar, fabrica “cubos de basura” donde depositarlos.
Mecanismos de Limpieza
El cuerpo tiene mecanismos de limpieza que, paradójicamente, nosotros nos apresuramos a obstruir ni bien se presentan; un resfriado es un recursos del cuerpo para, a través de los pulmones, eliminar toxinas; con la diarrea pasa lo mismo; otras veces eliminamos por la piel o los riñones. Es decir, muchas manifestaciones que nosotros llamamos enfermedad, no son más que intentos del cuerpo para crear salud; si queremos volver a ser personas saludables y sociedades libres de la pesada carga de enfermedades que hoy tenemos, lo primero será procurar liberarnos de los dogmas que condicionan nuestras creencias y nos esclavizan a la enfermedad.
La fiebre también es un mecanismo de salud, que ni bien aumenta unas líneas, rápidamente procuramos reducirla; sin este aumento de temperatura nuestras defensas no pueden combatir naturalmente los virus y bacterias que nos atacan, ni tampoco puede aumentar su presencia en más tejidos para limpiarlos de toxinas.
Con la fiebre se produce una menor necesidad de alimentos; debemos respetar este instinto y procurar comer lo menos posible, privilegiando la alimentación líquida como caldos, zumos e infusiones.