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sábado, diciembre 10, 2011

Secretos, Diez destinos para “lo no dicho”



Cuando observamos a una persona, podemos acceder a parte de los secretos con los que va cargando, ya que estos se muestran en el cuerpo.

Por ejemplo, se dice que hay un tipo de herpes que afecta a partes de nuestra piel que solo pueden ser vistas por las personas más íntimas. Se suele manifestar en personas que han recibido una educación puritana y muy represora. Es un claro síntoma de dificultades, descontento o culpabilidad sexual… El herpes es una defensa para que no se nos acerquen… Fuimos esperados como chico, y al nacer de un sexo distinto al esperado nos pusieron de nombre Inmaculada. Si nos sentimos culpables por un tipo de vida que no coincide con el que nuestros padres habían pensado para nosotros podemos desarrollar un herpes…

Para Alejandro Jodorowsky, en cada enfermedad hay una prohibición. ¿Qué pasa cuando hay secretos, cuando ponemos o nos ponen límites para expresar lo que pensamos, lo que sentimos, lo que deseamos y lo que hacemos? Esos secretos no desaparecen, como nada desaparece en el Universo, sino que todo está en un constante proceso de transformación. Entonces, insistimos, ¿a donde van a parar esos “no dichos”?

Planocreativo propone a modo de hipótesis diez destinos, en formato de enfermedades a testar en el mapa del cuerpo, como posibles destinos de los secretos:

1.-Bruxismo: lo que la boca calla de día, los dientes lo rechinan por la noche. Es por tanto muy importante que expresemos esos secretos que tal vez se han acumulado en forma de ira en nuestro interior. Deberíamos emprender las acciones necesarias para materializar nuestros deseos
2.-Pólipos y quistes en las cuerdas bucales: los secretos se estancan y guardan en bolsitas para que no salgan a la luz. Tal vez se trate de secretos relacionados con nuestro linaje materno. Si ese es nuestro caso deberíamos averiguar qué secretos nos han prohibido revelar y se han acabado enquistando en nuestra garganta.
3.-Disfemia o tartamudez: Se pierde la coordinación, el ritmo, entre lo que se piensa y lo que se dice, que puede ser contradictorio. Se vive en un conflicto; por una parte, desea expresar lo que siente pero, al mismo tiempo, le gustaría retener sus palabras. Hay un miedo a soltarse, a lo incontrolado, a lo desconocido… Si el tartamudeo desaparece con el canto, ¿por qué no utilizarlo para expresarnos con libertad?
4.-Verborrea o ataques de tos: Chorros de ruidos sustitutorios de lo que se calla. Es una forma de escapar, donde las palabras impiden acceder a la consciencia.
5.-Sordera congénita en posteriores generaciones: los nuevos frutos nacen programados para no oír, lo que se fracasa en callar. ¿Qué es lo que no queremos escuchar? Es un sistema de defensa para permanecer en un aislamiento y no ser molestados. En ocasiones la sordera afecta a uno de los oídos, el derecho si no se desea escuchar algo del linaje paterno o el izquierdo si el secreto estaba en el linaje materno.
6.-Caries: se calla la emoción de la rabia, se prohibe expresar la ira que se considera sucia y en los dientes se queda estancada, para desgracia del esmalte que los cubre. De este modo nos bloqueamos y no podemos actuar ni manifestar nuestros deseos.
7.-Infecciones de garganta: Madres represoras de la expansión de sus hijos, les limitan sus deseos que permanecen como saquitos de intrusos virus y bacterias infectando sus gargantas. Somos heridos emocionalmente sin ser capaces de pronunciar palabra alguna; nos tragamos lo que pensamos llegando en ocasiones a la afonía.
8.-Erupciones labiales: los labios que callan sus necesidades de contacto enferman, la piel de los mismos se vuelve tan áspera que dificulta la alimentación y la expresión de amor mediante los besos. Podemos profundizar en el problema tomando en consideración que el labio superior es el intelectual y el inferior el sensual.
9.-Aerofagia, acidez, vómitos y otras molestias estomacales: cuando “nos tragamos” lo que deseamos expresar, el estómago no lo digiere con facilidad y reacciona con la acción contraria. Una idea que no podemos digerir ni asimilar la disimulamos tragando aire.
10.-Dientes no alineados: los conflictos callados de los ancestros se muestran en dientes que se “dan la espalda” y se pelean por el espacio de nuestra limitada encía. Una mala dentadura es señal de una agresividad contenida.

Para sanar, analizar y entrar en acción: contra la represión, los permisos, contra los límites, la libertad