- Ése es un detalle sin importancia. Mis padres son ricos y me ayudan en mi búsqueda espiritual. Gracias a ello puedo dedicarme por entero a las cosas sagradas.
-Muy bien – dijo el maestro – entonces te explicaré el siguiente paso: mira al sol durante medio minuto.
El discípulo obedeció. A continuación, el maestro le pidió que describiese el paisaje a su alrededor
- No puedo hacerlo. El brillo del sol me ha deslumbrado.
- Un hombre que mantiene los ojos fijos en el sol, termina ciego. Un hombre que sólo busca la Luz y deja sus responsabilidades en manos de los demás, jamás encontrará lo que busca – comentó el maestro.